–¡Ese…, ese es mi hijo Calixto!
Así expresaba aquella madre cuando le dijeron que su hijo se había dado un tiro antes de caer en manos del enemigo. Esa quizás sea la anécdota más conocida de Calixto García, el hombre contra quien pudo más el frío invierno de norteamérica que tres guerras.
Contaba su propia madre que en el momento de su nacimiento se escuchaban en su casa las marchas de los soldados españoles que en la Plaza de Armas, a dos cuadras de su morada, hacían labores de rutina, quizás aquel hecho le marcaría el destino.
Ocupó todos los cargos militares desde soldado hasta lugarteniente del Ejército Libertador a la muerte de Maceo y además fue conocido por ser el primero en usar la artillería en las guerras de independencia y por su destreza en asaltar y tomar pueblos y ciudades.
Es aquí donde me quiero detener en este aniversario 120 de su muerte, en su relación con el territorio que ocupa hoy la provincia de Las Tunas y un hecho que quizás no se le haya dado la magnitud que merece y que bien se pudiera catalogar como el Ayacucho de Cuba: La Toma de Victoria de Las Tunas.
Para Agosto de 1897, esta ciudad era considerada la plaza militar más importante de los españoles fuera de la capital, para tomarla, según ellos mismos afirmaban, se necesitaban unos diez mil mambises.
Sin embargo, Calixto García, luego de elaborar un estratégico plan, logró, con solo mil 200 hombres, rendirla ante los pies de su ejército, si bien en Ayacucho se puso en jaque la ocupación española en la parte continental, la toma de Victoria de Las Tunas fue el comienzo del fin del colonialismo en América.
Fueron la destreza, el valor, el arrojo, la perspicacia y valentía de aquellos hombres los que lograron el éxito, pero sin dudas este no hubiera sido posible sin el genio de aquel bravo mambí que sólo lo pudo rendir aquella neumonía que lo atacó mientras cumplía una importante misión en Estados Unidos, hace hoy 120 años.
Por eso los tuneros como los holguineros y todos los cubanos, debemos sentir gran orgullo por contar en nuestra historia, con hombres de la talla de Calixto García.