Las Tunas.- Vivir en un mundo de silencio no significa sumirse en la ignorancia, pues a través de la superación, los sordos e hipoacúsicos en Cuba logran incorporarse a la sociedad con equidad de oportunidades para desarrollar plenamente sus aptitudes.
La presidenta provincial de la Asociación Nacional de Sordos e Hipoacúsicos (Ansoc), ingeniera Leonaisy Velázquez Almaguer dijo a Tiempo21 que los niños y jóvenes con estas discapacidades en la provincia de Las Tunas tienen asegurado el tránsito por los diferentes niveles de enseñanza.
«Como personas sordas tenemos la posibilidad de empezar en las edades tempranas en la Escuela especial Ramón Téllez, donde transitan los niños desde el preescolar al sexto grado. Luego se puede continuar la secundaria básica y al concluirla, optar por un técnico de nivel medio o el preuniversitario y posteriormente la universidad».
¿Qué cantidad de jóvenes sordos e hipoacúsicos están estudiando en estos momentos en la provincia?
«En la escuela especial tenemos 29 niños, cuatro en la Secundaria básica y dos en el preuniversitario. Estudiando técnico de nivel medio en elaboración de alimentos hay tres adolescentes, dos en el preuniversitario y cuatro jóvenes en la universidad en carreras de Medicina, Estomatología y Tecnologías de la salud».
¿A qué tipo de carreras acceden con más frecuencia los jóvenes con discapacidad auditiva en Las Tunas?
«Por lo general se inclinan por carretas técnicas en elaboración de alimentos, peluquería, cultura física, y otras de este tipo, en las que logran desempeñarse gracias a las habilidades creadas en la educación especial».
¿Una vez graduados, estos profesionales encuentran ubicación laboral acorde con su formación?
«Tenemos algunos que sí han logrado trabajar en lo que estudiaron. Otros no, porque debido al déficit auditivo, algunas personas hacen el rechazo y no quieren que un sordo les preste un servicio. Los graduados universitarios tienen mayor oportunidad de encontrar trabajo a pesar de la discapacidad».
¿Cuáles son las mayores barreras que encuentran los sordos e hipoacúsicos para estudiar?
«La principal barrera que tenemos es la falta de intérpretes de señas, sobre todo en la universidad, para que puedan entender más fácilmente las clases. Otra barrera importante es la familia. Tenemos familiares en los municipios que no dejan que sus niños ingresen como internos en la escuela especial. De esa manera pierden la oportunidad de aprender el lenguaje de señas, a leer los labios, a interactuar con otras personas y otras herramientas de inclusión social que tienen en la escuela, en las que también tienen atención médica especializada y maestros preparados para tratar con estos trastornos».
¿Qué labor realiza la Ansoc para incentivar que los jóvenes asociados continúen estudios?
«Nosotros hacemos un trabajo profundo con los familiares, los visitamos en todos los municipios, para explicarles el beneficio que tienen los niños en la escuela especial al tener una intérprete y relacionarse con sus compañeros. Para que el niño y adolescente no sienta el complejo de ser una persona discapacitada y se aísle socialmente».
En Las Tunas la Ansoc tiene mil 649 asociados, quienes a través de la organización reciben apoyo para vencer algunas de las barreras que la sociedad les impone, entre ellas la de acceder a estudios medios y superiores e integrarse laboralmente a la sociedad con igualdad de oportunidades.
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