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Guáimaro, la Constitución de la unidad

Los días 10 y 11 de abril de 1969, 15 patriotas cubanos se reunieron en la localidad de Guáimaro, en Camagüey, para escribir y aprobar la Primera Constitución cubana en aras de consagrar la unidad imprescindible para lograr la independencia de España.

Ya desde la reunión de San Miguel del Rompe, génesis del alzamiento de La Demajagua, quedó claro para Carlos Manuel de Céspedes y los principales jefes de las regiones de Oriente y Camagüey la necesidad de aunar las fuerzas ideológicas antes de lanzarse a las armas contra el yugo de más de tres siglos.

Durante la Guerra de independencia habían surgido tres gobiernos, dos banderas y tres mandos militares con diferentes puntos de vista.

Tras el incendio de Bayamo y la arremetida de Mario Balmaceda contra el Ejercito Libertador en las cercanías de la Sierra Maestra, el auge ganadero de Guáimaro y su posición central en  la Isla, convirtieron la localidad en sede ideal  para el encuentro de los patriotas de Oriente, Camagüey y Las Villas

La Asamblea de Representantes asumió el reto de crear un gobierno central para la naciente República de Cuba en Armas y una constitución vigente para todo el tiempo que se prolongara la contienda.

El primer día se acordó dividir el país en cuatro departamentos militares: Oriente, Camagüey, Las Villas y Occidente, y se encargó a los dos secretarios redactar el proyecto constitucional. Mientras en la sección vespertina se aprobó y sometió a la consideración del pueblo la nueva constitución.

En la segunda jornada, la bandera de Narciso López se convirtió en la Enseña Nacional, y se decidió que la enarbolada en La Damajagua por Carlos Manuel de Céspedes, estuviese junto a ella en el salón de sesiones de la Cámara y se considerara parte del tesoro de la República.

Promulgar la República en Armas como Estado de derecho, consolidar la unidad y divulgar ante el mundo el objetivo independentista de la revolución, fueron  los grandes aportes de aquellos patriotas que dieron nacimiento al constitucionalismo cubano.

Entre sus deudas se encuentra la ausencia de las demandas femeninas,  aunque Ignacio Agramonte, a nombre de su compatriota camagüeyana, Ana Betancourt de Mora, presentó la petición de igualdad de derechos para las mujeres.

Lamentablemente, la gran mayoría de los constituyentes la rechazaron, al estimar que la mujer cubana aún no estaba preparada para ejercer deberes y derechos reservados hasta entonces únicamente a los varones.

A pesar de sus limitaciones, las proyecciones democráticas, libertarias de la Constitución de Guáimaro  han estado presentes desde entonces en las posteriores cartas magnas de Cuba.

La unidad refrendada desde San Miguel del Rompe hasta Guáimaro respalda los 60 años de la Revolución y que los cubanos proclaman en la Nueva Constitución este 10 de abril de 2019.

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