Anita y Cristian son dos niños de cuatro años. Infantes al fin, encuentran en los juegos de roles un puente hacia la adultez. Ellos no lo saben, pero son el reflejo de lo que ven a diario en sus hogares.
Anita: Cristian, mi mamá me compró una muñeca nueva. ¿Por qué no jugamos a la casita?
Cristian: Sí, dale yo soy el papá y tú la mamá. Dale comida al bebé. Plancha la ropa que mañana tengo que trabajar, friega los platos y has un poquito de café.
Anita: Sí, no me digas y ¿cuándo comenzamos a jugar? Mejor jugamos a los doctores. Yo soy la doctora y tú el enfermero.
Cristian: ¿Yo, el enfermero? Mejor quédate tú con tus muñecas que yo tengo unos carritos que arreglar, no te invito porque está claro que no sabrás jugar con ellos, obvio. ¿Quién ha visto a las niñas manejando?
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Desde pequeños la sociedad incorpora en cada persona patrones de conducta que moldean el comportamiento a medida que crecemos. Algo tan ingenuo como un juego de rol puede dar las pistas de quiénes somos ante quienes nos rodean, cómo debemos ser, qué hacer y qué no.
Patrones tan comunes y aceptados como el del hombre que lleva el dinero a la casa y la mujer que cumple con las tareas hogareñas, hasta el cansancio y más allá de él, no están contemplados por ninguna ley, pero evitamos contrariarlos pues las sanciones que impone la sociedad a quienes naden contra la corriente, son muy efectivas.
¿Cuál es el ideal conductual de los tuneros respecto a hombres y mujeres?
¿Cree que la mujer debe ocuparse de las tareas del hogar y el hombre del trabajo fuera?
¿Se sentirán cómodas las mujeres pagando luego de una cita?
¿Quién debe pararse en las guaguas para ceder el asiento?
¿Se sentiría cómodo si su mujer lleva el liderazgo económico de la casa?
¿Creen las mujeres que los hombres deben ocuparse de las cuestiones económicas de la casa?
Y aunque en la actualidad algunos extremos que estereotipan y marcan las diferencias entre géneros se desdibujan, hay algunos que subyacen en formas casi invisibles pero dejan huellas notables.
¿Cómo enfrentaría la traición un hombre y una mujer?
El machismo es un tema del que se habla con frecuencia en los medios de comunicación, y la violencia que además generan las conductas de esta índole, son cada vez más visibles. ¿Cuántos incidentes fatales ha generado el extremismo en conductas de dominación entre parejas?
¿Por qué un patrón conductual debe manipularnos? La identidad de género tiene tantas formas como individuos existen en el mundo. Los códigos de ser hombre o mujer no los puede establecer la sociedad. Las rutinas en nuestro hogar, nuestro trabajo, en todos los entornos pueden ser más justas si todos comprendemos que la libertad también nos da el derecho de elegir cómo queremos proyectar nuestra personalidad, nuestras capacidades o nuestro género.
Y usted qué piensa. ¿Se ha visto reflejado en alguna de estas situaciones? ¿Cuáles son sus patrones en cuanto a género? Cualquiera que sea su opinión puede transmitirla en esta misma página o a través del correo tiempo21podcast@gmail.com.
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