La significación histórica de San Miguel de Rompe como sitio sagrado de la Patria en tierra de la actual provincia de Las Tunas, fue destacada una vez al conmemorarse hoy el aniversario 25 de su declaración como Monumento Nacional.
Hasta este lugar de referencia obligada para entender y comprender la historia de Cuba, llegaron pioneros, estudiantes y jóvenes, unidos a vecinos del poblado de Bartle, así como las máximas autoridades políticas y gubernamentales de la provincia, combatientes, intelectuales y artistas de este municipio capital.
La noche anterior acamparon allí 150 jóvenes, se plantaron igual cantidad de árboles y en jornadas previas se realizaron acciones de rehabilitación y mantenimiento tanto al obelisco como al camino que da acceso al lugar.
Seguido de una dramatización que relató lo acontecido allí el 4 de agosto de 1868, el historiador de la ciudad de Las Tunas, Víctor Marrero, comentó no solo lo sucedido, sino que resaltó la figura del mayor general Vicente García como propulsor de aquel encuentro.
Durante la conmemoración se reconocieron a entidades y organismos que con su esfuerzo han contribuido a la preservación de este sitio, como parte de la salvaguarda del patrimonio de la nación, entre ellos la unidad empresarial de base de desmonte y construcción y la cooperativa agropecuaria Batalla de Santa Rita, así como a un grupo de vecinos y trabajadores del lugar.
El marco fue propicio para hacer la entrega del carné que los acredita como militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y el Partido Comunista de Cuba a destacados jóvenes del municipio cabecera.
A nombre de las jóvenes generaciones de tuneros Osmel Osorio Batista, primer secretario de la UJC en la provincia ratificó el compromiso de las jóvenes generaciones con el devenir histórico y el presente de la nación.
La reunión en San Miguel de Rompe, también conocida como Convención de Tirsán, fue un encuentro conspirativo convocado y organizado por el Comité Revolucionario de Bayamo, dirigido por Francisco Vicente Aguilera, Francisco Maceo Osorio y Perucho Figueredo, realizado en la finca San Miguel, del fundo de Rompe, en la región de Las Tunas, el 4 de agosto de 1868.
Este hecho ha sido calificado de junta memorable, ya que allí se dieron cita los jefes o delegados de los grupos organizados en las diferentes regiones de Oriente y Camagüey. Fue presidida por Carlos Manuel de Céspedes, quien además representaba a Manzanillo, conjuntamente con Juan Hall e Isaías Masó, y formó parte de la lucha armada de Cuba contra el colonialismo español.
En la reunión se analizaron dos tendencias, la dirigida al alzamiento inmediato y la que sustentaba esperar por la creación de condiciones para iniciar la lucha el próximo año.
Aunque existen imprecisiones históricas en cuanto a los acuerdos tomados, prevaleció la tesis de Céspedes. Esto se explica por el carácter secreto que tuvo la reunión y la reserva que se guardó sobre lo tratado en la misma.
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