Félix Varela Morales, o simplemente, el padre Varela desempeñó un importante papel en la vida política, religiosa e intelectual cubana durante la mitad del siglo XIX, cuya influencia se extiende hasta nuestros días, pues es considerado el hombre que enseñó a los cubanos a pensar como nación.
Nació en La Habana, el 20 de noviembre de 1788. Estudió filosofía y teología y ya como sacerdote y con solo 24 años de edad asumió la cátedra de Filosofía del Seminario de San Carlos y San Ambrosio gracias a su talento y laboriosidad.
Tras el restablecimiento del régimen constitucional en España, como profesor de la asignatura Constitución, comenzó a exponer ante sus alumnos sus modernas ideas políticas sobre libertad y soberanía.
Además de su interés por la filosofía, fue un gran entusiasta de las ciencias exactas y creó el primer laboratorio de Física y Química que existió en el país, con el objetivo de potenciar la enseñanza mediante la experimentación.
Pronto sus discursos le valieron notoriedad y en 1821 fue elegido como Diputado a Cortes de Cádiz para representar Cuba.
A pesar de conocer los riesgos, valientemente el Padre Varela propuso ante la corte española la aprobación del derecho a la emancipación de los territorios americanos, la abolición de la esclavitud en la Isla y la modernización de la enseñanza.
Sin embargo, el retorno español al absolutismo monárquico, lo condenó al exilio.
El sacerdote, nunca pudo regresar a su patria, pues de España huyó a los Estados Unidos, donde continuó su lucha en la defensa de los derechos humanos y libertades de los cubanos.
Muy enfermo y en la pobreza, murió en San Agustín, La Florida, el 25 de febrero de 1853. Solo con la instauración de la República, sus restos fueron repatriados y colocados en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, donde se les rinde perpetuo homenaje.
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