Las Tunas.- En 1897 tropas norteamericanas que ocuparon Las Tunas levantaron su campamento en el mismo corazón de la ciudad y tres años después, en el propio sitio, se jugó el primer partido de béisbol de la localidad, con un tope entre lugareños y foráneos.
Después del inicio de la República Mediatizada, en 1902, el enclave sirvió de sede de funciones de circos que andaban de pueblo en pueblo.
Poco a poco, alrededor del lugar, fueron levantándose edificaciones –viviendas y comercios–. Primero se llamó Plaza Mercado y luego Plaza Cristina, en honor a una reina española, según narra Víctor Manuel Marrero, historiador de la ciudad de Las Tunas.
Consta en las actas del Ayuntamiento, el 17 de noviembre de 1912, que los concejales recaudaron fondos para construir un parque con el nombre de Antonio Maceo, y lo primero que se levantó fue un obelisco en 1914 de unos cinco metros de altura con una estrella en la punta, en recordación de los tuneros que lucharon por la independencia de Cuba.
Luego, en 1947, se estableció un busto de Antonio Maceo, y cuatro años después del triunfo de la Revolución, se levantó un monumento en homenaje a las madres y específicamente a Brígida Zaldívar, esposa del Mayor General Vicente García, patriota insigne de Las Tunas.
Desde su apertura, el parque Antonio Maceo ha sido uno de los lugares más concurridos de Las Tunas, propicio para el diálogo entre amigos, amistades y estudiantes.
En la medida en que ha pasado el tiempo se le ha conferido mayor valor, pues cada 7 de diciembre desde allí parte una peregrinación hasta el cementerio de la localidad, para rendirles homenaje al Titán de Bronce y a los caídos por la liberación de Angola.
Y no faltan las parejas que cuando contraen nupcias en el Palacio de los Matrimonios, muy cerca de allí, depositan un ramo de flores en uno de los monumentos del parque, que tiene también como atractivo la actuación de la Banda de Conciertos cada martes.
El parque emblemático de la ciudad de Las Tunas es el Vicente García, pero el «Antonio Maceo», a unos 100 metros, es remozado totalmente para hacerlo más interesante, pues su entorno está matizado por sus bien cuidadas edificaciones propias de la arquitectura ecléctica, con predominio de columnas en los portales.
Además del espacioso paseo y la sombra de los árboles, el parque Antonio Maceo tiene como valores adicionales, muy cerca, un local donde se venden artículos artesanales utilitarios; la sede del Comité provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; y la tienda Agua y Jabón.
Pronto abrirá una unidad para el expendio de dulces finos, y un restaurante donde no faltará la especialidad de la casa: alimentos elaborados a base de maíz. (ACN)
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