Quito.- Quito aún saborea hoy el concierto ofrecido por la legendaria orquesta cubana Buena Vista Social Club, que demostró «Estar como nunca», en el concierto ofrecido como parte de su gira de despedida: Adiós Tour.
A sala llena en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, la agrupación, embajadora de la música tradicional cubana en todo el mundo, dejó su sello entre personas de todas las edades que aplaudieron, ovacionaron y acompañaron cada tema interpretado por más de dos horas.
El virtuosismo de músicos jóvenes como Gastón Joya (contrabajo) y Rolando Luna (piano), con solos que provocaron el asombro y reconocimiento de todos, se mezcló a la perfección con la experiencia de un inmenso Barbarito Torres (laúd) y la destreza de Angel Terry (tumbadoras).
Completaron la armonía el bongó de Andrés Coyao, junto al timbal de Filiberto Sánchez, la guitarra de Swami Junior y las trompetas de Harold Madrigal y Roberto García, cuyos sonidos se hicieron perfecto con el acompañamiento de las voces y el carisma de Idania Valdés y Carlos Calunga, que inundaron el lugar.
Vestido con su habitual ropa y sombrero negro, entró a escena, guitarra al hombro, el sonero Eliades Ochoa, recibido por un público que pedía a gritos temas de talla mundial como «Píntate los Labios María» y «Estoy como Nunca», por supuesto, infaltables en un concierto de Buena Vista Social Club.
En medio de una ovación, se adueñó de la noche con su voz clara, potente e invariable por décadas, la melódica Omara Portuondo, quien puso a los presentes a cantar con sus magistrales interpretaciones de «20 años», «Bésame Mucho» y «Quizás».
No podía faltar el necesario homenaje a Compay Segundo, rendido con su conocido «Chan chan», mientras que para el cierre guardaron «El Cuarto de Tula», demandado incesantemente por el auditorio, desde el inicio del espectáculo.
En medio de aplausos mantenidos y peticiones de: otra (canción), los músicos se despidieron, para regresar por un último tema, ante la insistencia del público, que no se movió de sus asientos hasta verlos salir nuevamente.
«La acogida fue espectacular. El público estuvo genial. Han bailado, han cantado y nos hicieron sentir como en casa. De la altura solo sentimos la del cariño expresado por este pueblo y sus aplausos», comentó a Prensa Latina el pianista Rolando Luna al cierre de la velada.
Por su parte, Fernando Salme, director del Museo de Arte Colonial, quien disfrutó al máximo el espectáculo, señaló que Buena Vista Social Club es una muestra genuina del arte cubano y ha puesto a bailar a todos los continentes, además de destacar sus aportes y manera de difundir el son. «Es una pena que se vayan», concluyó.
Quito quedó rendido a los pies de un inmenso Buena Vista Social Club, que cerró, en la Mitad del Mundo, un recorrido por Sudamérica con ocho conciertos ofrecidos en Brasil, Argentina, Chile y finalmente Ecuador y cumplió la profecía de Eliades Ochoa al llegar: «será un concierto gigante, especialísimo», y así fue. (PL, Sinay Céspedes Moreno)
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