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Los padres exigen buenos maestros para sus hijos, pero… ¿quieren los padres que sus hijos sean maestros?

Los padres exigen buenos maestros para sus hijos, pero… ¿quieren los padres que sus hijos sean maestros?
Los padres exigen buenos maestros para sus hijos, pero… ¿quieren los padres que sus hijos sean maestros?

Algunos padres se oponen a que sus hijos sean maestros y a la vez exigen al sistema educacional cubano los mejores docentes para la formación de sus descendientes. ¿Entonces? Ese es el tema que nos ocupa hoy en Sin pelos en la lengua, el podcast de Tiempo21, desde Las Tunas, Cuba.

Nadie quiere ser maestro. Esa es una frase que escuchamos con bastante frecuencia, aunque todos, o al menos la mayoría, estamos convencidos de que esa profesión es esencial para garantizar el futuro del país.

El déficit de docentes es reconocido hoy como uno de los principales problemas de la educación cubana, sobre todo en la enseñanza general. Ello genera que muchas familias cuestionen si los niños y adolescentes avanzan suficientemente en su aprendizaje.

Sin embargo, mientras se debaten en tales resultados  no todos llegan a la raíz del problema: la carencia de maestros. Tampoco se detienen a meditar  sobre una de las principales causas que lo provoca: la desmotivación familiar para el estudio de carreras pedagógicas.

Hay que reconocer que desde hace varios años se nos ha vuelto un problema  aumentar el número de educadores en la cantidad que necesitamos, porque han ido disminuyendo los jóvenes con vocación verdadera para ello.

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La familia, que tanto puede aportar para transformar esa realidad, muy pronto pierde de vista que casi siempre es la del maestro la profesión que más imitan los infantes desde las primeras edades, y lo que es peor aún, más tarde arrancan de ellos, con infundados argumentos, la idea de ingresar al pedagógico.

De seguro siempre desearon los mejores maestros para sus niños,  por tanto fomentar en sus descendientes la vocación por el magisterio debía estar entre los sagrados deberes de los padres.

Así resultaría más viable resolver el problema del déficit de docentes  en un país donde no se escatiman esfuerzos institucionales para ello, y  existe la voluntad resuelta de despejar todos los caminos que llevan a una educación de mayor calidad.

La formación vocacional y profesional hacia las carreras pedagógicas debe intencionarse mejor, requiere de mayor calidad y frecuencia, y también de la participación de los padres, para quienes se necesitan casi más argumentos irrefutables sobre la importancia del magisterio que para los propios alumnos.

En la provincia de Las Tunas hoy es una realidad que solo el 90 por ciento de los estudiantes que entran a las escuelas pedagógicas no abandonan los estudios en estas instituciones, cuando el sistema educacional trabaja por alcanzar un 99 por ciento.

Sin embargo, con respecto a los egresados solo el dos por ciento no continúa en el sector, lo que resulta halagüeño para la provincia y que por lo general se debe al no querer continuar superándose en la Universidad.

Necesitamos un compromiso cada vez mayor de todos, incluyendo el tuyo. ¿Qué podemos hacer? Para conocer tu opinión al respecto puedes escribir a nuestra dirección tiempo21podcast@gmail.com y con mucho gusto publicaremos tu texto.

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