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Hundimiento del Maine: las maniobras de Estados Unidos

Hundimiento del Maine: las maniobras de Estados UnidosEl 15 de febrero, se cumplió el aniversario 120 del hundimiento del acorazado estadounidense, Maine en la bahía de La Habana, hecho que desencadenó la guerra entre España y Estados Unidos, cuando ya el Ejercito Libertador Mambí prácticamente tenía conquistada la independencia de Cuba, tras largos y duros años de lucha.

A pesar de la polémica generada en torno al tema, aún muchos cubanos tienen dudas sobre si el desastre fue accidental, provocado por una mina española o un auto atentando de los norteamericanos en busca de una excusa para intervenir en la guerra.

El barco, pertrechado con lo más modera tecnología de guerra, entró en la bahía habanera en enero de 1898 sin invitación y sin pedir permiso en momentos en que el gobierno ibérico que se mantenía firme en el rechazo de vender Cuba y Puerto Rico.

La maniobra intimidatoria y de provocación tenía la excusa de asegurar los intereses de los estadounidenses que vivían en la Isla. Sin embargo, las autoridades españolas evitando mayores tiranteces le ofrecieron un práctico para que entraran a puerto e invitaron a los oficiales a tierra.

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Con la prohibición de desembarcar y realizando diversos ejercicios militares, la tripulación vivió momentos de gran tensión. No obstante, la noche del 15 de febrero de 1898, mientras algunos oficiales disfrutaban de un baile en el puerto y sin que los centinelas observaran nada sospechoso, una explosión descomunal hizo saltar al Maine por los aires.

De la tripulación integrada por 26 oficiales y 328 marineros perecieron las tres cuartas partes de esa dotación.

A fin de determinar las causas del hundimiento se crearon dos comisiones de investigación, una española y otra estadounidense, puesto que estos últimos se negaron a una comisión conjunta. Los estadounidenses sostuvieron a priori la intervención ibérica en los sucesos.

Los españoles negaron desde el principio estar relacionados con la explosión del Maine y argumentaron que no podía ser una mina, pues no se vio ninguna columna de agua e hicieron notar la ausencia de peces muertos en el puerto, y lanzaron la acusación velada de un auto atentado.

En Washington la prensa amarillista desató una terrorífica campaña y los periódicos de William Randolph Hearst, convencieron a la mayoría de los estadounidenses de la culpabilidad española.

Así, aquellos que propugnaban la acción bélica en contra de España, encontraron en esta circunstancia el motivo de sus afanes guerreristas que les permitiría apropiarse de Cuba.

Más de 80 años después, la marina estadounidense aceptó que la explosión del Maine fue provocada por un accidente en el compartimiento del carbón. De hecho, se había informado de incendios en las carboneras de buques de la Armada antes del hundimiento del Maine, varios de los cuales estuvieron a punto de provocar explosiones.

De modo reiterado Estados Unidos se ha valido de esta sucia táctica de fabricar pretextos para intervenir en los asuntos internos de otros países e imponer sus intereses imperialistas.

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