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Carlos Tamayo: me hacen falta dos vidas para mis sueños

«Lo que me duele, no es que yo muera y tú me olvides. Lo que me duele es que muera y no pueda recordarte más». Así vive cada uno de sus días Carlos Tamayo, investigador histórico y literario quien ha dedicado su vida a desempolvar hechos y personajes olvidados por la historia cubana.

«No podía ser otra cosa que escritor e investigador», detalla Carlos mientras su mirada muestra cierta carga de curiosidad como lector ávido por cuánto le rodea.

«En mi desarrollo como investigador me ha marcado el entorno donde vivo, eso siempre ha sido mi motivación. He escrito varios libros sobre Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), considerado una figura polémica.

«Todo lo que he investigado lo he publicado, no es justo que una persona encuentre algo y lo deje en una vitrina, no colecciono documentos no me parece justo que una persona encuentre algo que sea  y no lo socialice con la sociedad. Así fui mostrando todo lo que he investigado sobre El Cucalambé.

«También he escrito sobre Vicente García, porque tenía la necesidad de dar mi opinión sobre esa figura tan controvertida y a la vez un patriota», destaca en su diálogo el también presidente del comité provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Las Tunas.

Como investigador encontraba nuevos elementos que le hacían buscar nuevos alicientes para seguir inmerso en la historia, así llegó a la familia Varona. «Esta familia tunera pasó a ser parte de mi interés por su trascendencia. El Mayor General Francisco Varona, Mercedes,  la poetisa Tomasa, por ese entonces casada con Francisco Muñoz Ruvalcaba, poeta y novelista santiaguero que estaba en el estado mayor de Vicente García.

«En la vida todo tiene una explicación, un hecho revela nuevos acontecimientos y figuras, que te provocan ese deseo de buscar más, te llevan a remover nuevos senderos», comenta Carlos, considerado un hombre de luz propia, un investigador por excelencia.

Su interés por la historiografía lo llevó a conocer cientos de personas, cada día era un desafío, un nuevo horizonte como investigador literario, « busqué descendientes del El Cucalambé, recorrí varios territorios, busqué personas unas más que otras me ayudaron, así vive un investigador, puede cerrarse una puerta pero muchas otras quedarán abiertas para dejarte entrar».

Su labor le permite en cada ocasión rebuscar en temáticas y figuras que pasan por azar ante la vista de muchos estudiosos, pues como bien dice, «investigar es sentir la libertad del pensamiento, me he dedicado y me dedico a esto, creo que no puedo hacer otra cosa».

Su más actual quehacer le propició un hecho muy particular, que mereció el reconocimiento de todos por el aporte documental a la cultura cubana y es que sus inquietudes por la historia le posibilitaron donar al Archivo Histórico de Las Tunas un amplio volumen de documentos patrimoniales.

Desde los años de estudiante se inclinó por la investigación de corte social lo cual le permitió que muchas personas le entregarán documentos y objetos valiosos y únicos en el tiempo, que luego donó para un mayor uso social.

Carlos Tamayo es un coleccionista por excelencia, un coleccionista de la historia, así reconoce Gisela Olano Felipe, directora del Archivo Histórico Provincial al investigador tunero.

Junto al brillo de la historia

No le asusta la página en blanco, en ese momento piensa, imagina y añade con absoluta independencia cada letra, para él escribir es un ejercicio de total existencia, se traslada en el tiempo tan lejos como le permita cada documento que llega a sus manos.

Las investigaciones del arte y la literatura le dan vida y mantienen en él el brillo de un lector especializado y fiel colaborador del sello editorial Sanlope, pues buscar información siempre fue su motivación. 

 Escuche a Aciris Espinosa, quien ha editado la obra de este escritor tunero a quien considera acucioso y sistemático en sus estudios.

Carlos regala al país gran parte de la obra e historia de figuras transcendentales de Cuba. «Yo no podía ser otra cosa que escritor e investigador, no hubiera estudiado la carrera de Letras. Por casualidad me di cuenta mucho tiempo después de mi relación con Nápoles Fajardo, me interesé por él cuando estaba en la secundaria básica, así empecé a publicar sobre él, y aún tengo muchos elementos por mostrar.

«Uno nunca acaba de investigar buscando un dato encuentra nuevos motivos cualquier cosa que suceda me puede motivar, me quedan de la etapa de la colonia cosas por publicar», puntualiza este conocedor cuyo aporte es invaluable.

«Trabajo solo no tengo un equipo para esa labor, que he tenido que compartir con mis trabajaos desde que era asesor en Radio victoria, toda mi vida laboral la he compartido con la investigación y mi obra como poeta, aunque esta última en menor medida.

«Todo lo que tiene fin es breve, quisiera jubilarme para entonces dedicarme a investigar y tener más tiempo para escribir, en estos instantes termino una compilación de miembros de la Unión de Escritores y -Artistas de Cuba (Uneac) con motivo de los 30 años de la organización en Las Tunas y Puerto Padre», comenta  Tamayo, Premio a la creación literaria por la obra de toda la vida 2010, y Premio provincial a la investigación cultural.

Más allá que la impresión en blanco y negro de sus indagaciones, Carlos se muestra también tal cronista de la historia, de ahí que el autor del texto de poesía Ciudad y otros poemas,  no ha terminado la nueva selección de su poesía, « de vez en vez rompo más poemas que lo que he publicado y al final va a quedar un solo libro con lo mejor que hice.

«Que me definan otros, que otros opinen de mí, yo sé lo que he hecho y hasta dónde he podido hacer y lo que me falta por hacer, lo que piensen de mí que lo digan», destaca este acucioso literato quien ostenta desde 2013 la Moneda conmemorativa 50 años de la Unión de Periodistas de Cuba, por su destacada trayectoria al servicio del periodismo revolucionario.

Sus estudios son referentes, su obra literaria desprende pasajes de la ciudad de Las Tunas, expone figuras significativas, él es un promotor de la cultura, un gestor y colaborador de la identidad. Carlos Tamayo vuelve en el tiempo, es recurrente en cada momento de la historia, crea, se traslada y llega tan lejos como la imaginación se lo permite.

A pesar de su actual labor como presidente de la Uneac en Las Tunas no se aparta de la investigación, se mantiene activo y vuelve a la lectura de los versos del poeta como motivo de inspiración junto a la historia, porque en él habita el hálito del indagador que sobrevive con cada paso en la vida, esa que para sus proyectos una sola no le alcanzará.

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