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Presencia y ejemplo de Julio Antonio Mella

Presencia y ejemplo de Julio Antonio Mella
Julio Antonio Mella.

«En la persona de Mella asesinaron no solo al enemigo del dictador cubano (Gerardo Machado), sino al enemigo de todas las dictaduras». (Tina Modotti)

Diez de enero de 1929, día triste para los revolucionarios cubanos y de todo el mundo que conocieron, aunque solo fuera por referencias, la vida y obra de Julio Antonio Mella.

Fue en aquella aciaga jornada que sicarios del tirano Gerardo Machado pusieron fin a su vida cuando transitaba por la calle Abraham González, en Ciudad México. Iba del brazo de TinaModotti, su compañera de lucha, fiel colaboradora y apasionada amante.

Cuentan que tras los disparos, Mella pudo llegar hasta la acera opuesta donde cayó malherido y ella, arrodillada a su lado, le acomodó la cabeza sobre sus muslos.

Su cuerpo solo había recibido dos proyectiles, pero ambas heridas eran mortales: una le había atravesado el abdomen, y la otra le entró por el codo y le perforó un pulmón. Aun así, Julio Antonio tuvo aliento para pronunciar la frase estremecedora: «¡Machado me ha mandado a matar! ¡Muero por la Revolución!».

La imagen conmueve y permanece en el tiempo, porque es preciso recordar la maldad para poder combatirla como merece, porque inspira y alienta; pero, yo prefiero recordar al combatiente, al dirigente capaz y activo en plena acción, organizando protestas, intercambiando con obreros y estudiantes, o de la mano de Tina soñando un futuro mejor…

Mella nació en La Habana el 25 de marzo de 1903, y era hijo ilegítimo del sastre dominicano Nicanor Mella y la irlandesa Cecilia Mc Partland y Diez. De acuerdo con las leyes de entonces fue inscrito con los apellidos de su madre; sin embargo, la figura paterna no solo le brindó protección en la vida, también le inculcó sentimientos independentistas que a su vez había heredado de sus antepasados.

Muy temprano despertaron en Mella los ideales de lucha contra la opresión y el crimen. Más tarde, como estudiante universitario, fue el líder y organizador de sus compañeros y de los del resto del país.

Poco a poco, las ideas del joven se radicalizaron y el estudio de las obras de los clásicos del marxismo lo llevaron a ser un convencido comunista y antimperialista, capaz de pensar y actuar de acuerdo con su visión de la realidad de Cuba y lo que su conciencia le dictaba.

De su amplia trayectoria pueden escribirse libros que abordarían apasionantes facetas del dirigente estudiantil. A fines de 1922 fundó la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que se convirtió en un instrumento de lucha contra la corrupción en los claustros y por la reforma en esa enseñanza.

En 1923 auspició el primer Congreso Nacional de Estudiantes,y como consecuencia surgió la Universidad Popular José Martí, que abrió las aulas de la educación superior de manera gratuita a los trabajadores y personas muy humildes.

Dos años después participó, junto a Carlos Baliño, en la fundación del primer Partido Comunista de Cuba. En ese mismo año fue encarcelado y protagonizó una huelga de hambre que conmocionó a la nación. En 1926 fue expulsado de la Universidad y se vio obligado a exiliarse en México para mantenerse a salvo.

Pero, no se detuvo su actividad revolucionaria. Allí creó en 1928 la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC), cuyo deliberado fin era liberar a Cuba del estatus neocolonial, erradicar la vergonzosa Enmienda Platt impuesta por Estados Unidos y lograr la total independencia.

Por esos días también fue un activo militante de la Internacional Comunista continentaly su accionar tuvo repercusión más allá de los límites nacionales como revolucionario, líder de masas y estratega del movimiento obrero.

Al morir, Mella solo contaba 25 años y estaba en la plenitud de sus capacidades para llevar a cabo el sueño de hacer a Cuba libre. Su impronta quedó grabada en las luchas que derribaron a Machado en 1933 y en las que culminaron con el triunfo del primero de enero de 1959.

Juan Marinello describió así al patriota, revolucionario y comunista ejemplar, antimperialista consecuente, luchador audaz e infatigable: «Quien vio de cerca a Mella conoció una de las personalidades más sugestivas y atrayentes que hayan alentado en nuestra tierra. (…) Cubano hasta la médula –hijo afortunado de las dos sangres matrices que integran el pueblo de su isla- fue, como Martí, un caso sorprendente de superación de lo nuestro. Meditador y audaz, sonriente y contenido, alegre y responsable, imaginativo y práctico, era muy difícil escapar a su ámbito. Conocerlo era creer en él».

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