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Ramiro y su inusual Comité de Defensa

Cuando Ramiro Rodríguez Velázquez se propone algo lo logra. Dos décadas atrás se planteó crear un Comité de Defensa Infantil y hasta hoy su obra rinde frutos y motivos para el orgullo en este tunero que atesora varias cartas escritas a « mi Comandante », como cariñosamente llama a Fidel.

Entusiasta como es y para hacer honor a su dicho de que « tiene 65 pero su corazón se siente de 15 », corrió el Maracuba en Las Tunas y resultó ganador entre los de la tercera edad, y confiesa que dejó detrás a muchos mozalbetes  porque « los jóvenes corren bien, pero los viejos conocemos el camino».

Ramiro es el presidente del CDR uno de la circunscripción 98 del reparto La Victoria, en la ciudad cabecera del oriental territorio. Allí lo inusual resulta común. En ese barrio, la mayor organización de masas del país tiene en los pioneros de secundaria básica y en los de roja y azul pañoleta, otros centinelas que velan por la unidad, seguridad y alegría de la comunidad.

Ramiro y su inusual Comité de Defensa
Los niños se sienten muy complacidos al integrar el CDR Ismaelillo.

«El CDR infantil surge  porque yo quería darle una sorpresa a mi Comandante. Un día le escribo y le cuento de la idea y que de hecho, ya la había materializado. Recibí respuesta del Consejo de Estado donde expresaban la felicitación del Comandante por la iniciativa que era novedosa».

Con el orgullo y la satisfacción de ver su obra ya consagrada, recuerda que inicialmente seis niños integraban el novel comité, el cual estaba presidido por su propia hija, animada por la guía y el ejemplo del progenitor. «Decidimos ponerle Ismaelillo en honor al descendiente de nuestro José Martí. Desde los inicios hasta hoy muchísimos pequeños han pasado por el CDR infantil.  Actualmente 11 integran el «Ismaelillo» y hay relevo para rato ».

Este año Ramiro decidió volver a escribir, esta vez al actual presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez,  y en su casa alberga la contestación; fruto del mérito y la perseverancia de un cubano cuya consagración a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) admiró al mandatario, quien recomendó generalizar la experiencia del Comité de Defensa Infantil. «Esta carta de Díaz- Canel me hace muy feliz y su recomendación de transmitir la experiencia es una orden para mí».

Ramiro y su inusual Comité de Defensa
Es inmensa la alegría que expresa Ramiro al mostrar la misiva que le enviara Miguel Díaz-Canel.

Jubilado del Ministerio del Interior y revolucionario a carta cabal, Ramiro no deja de sorprender: entre diplomas, cartas, fotos y afiches, guarda también el certificado acreditativo de su registro como autor de poemas los cuales dedicó, en lo fundamental, al líder histórico de la Revolución Cubana.

El entusiasta habitante del Reparto La Victoria comenta también de la  guardia cederista telefónica que permite que ante cualquier señal de alarma percibida por un vecino se active toda la cuadra. Y la sui generis iniciativa rinde frutos: «como muchos de los vecinos somos personas mayores organizamos las guardia cederista hasta las doce de la noche. Luego activamos la vigilancia telefónica, mediante la cual si algún morador percibe ruidos o algo extraño avisa a toda la cuadra. Recientemente frustramos un hecho delictivo y la persona fue debidamente juzgada».

Pletórico de energías, Ramiro, quien también atesora más de un centenar de donaciones de sangre y varios reconocimientos por esta causa, insufla entre sus vecinos el altruista gesto;  al tiempo que dispone entusiasmo para organizar trabajos voluntarios en la farmacia del barrio y en la cercana escuela primaria Juan Ramón Ochoa. Siempre presto y activo, habla rápido, de forma tal que pareciera que las ideas se le arremolinan en la mente cuando habla de los Comités de Defensa de la Revolución .

«Imagínese desde los 14 años, cuando integré los comités, comencé  a participar en las actividades y luego a dirigir. Siento orgullo de la organización y de mi modesto aporte».

Pioneros y cederistas, herederos de la impronta de Ramiro a Leandra de la Caridad Leyva Martínez y Robert David Rodríguez, el liderazgo y el entusiasmo les vienen de familia pues ambos son nietos de  Ramiro. Con total naturalidad los infantes hablan de su desempeño en el  referido colectivo, donde la primera es la presidenta del Comité y el segundo un entusiasta promotor de las actividades culturales y deportivas.

«Avisamos cuando hay reunión.  Observamos cuando en la cuadra hay alguna persona extraña y le avisamos a cualquier persona mayor. Les hablo a los niños de las efemérides, de Fidel y de cómo era él », comenta la adolescente que cursa la Secundaria Básica; mientras el simpático Robert la interrumpe para decir que le gusta mucho
pertenecer al CDR infantil y que aprende para las acciones  en el barrio canciones y poesías.

Al pequeñín le acompañan Jennifer y María Karla, ambas con seis años de edad. Algo tímidas y con menos expresividad,  hablan de los adornos de la cuadra para los carnavales infantiles y de cómo le ganaron la emulación cederista a otros barrios.

Ramiro y su inusual Comité de Defensa
Ramiro dice sentirse de 15 años y con energía suficiente para emprender nuevos desafíos.

Del orgullo familiar por su activismo, de cómo la ayuda a ser más independiente, de los trabajos voluntarios y la participación de todos los vecinos, del gusto por hacer algo bueno y departir con sus amigos; sabe muy bien Marian Eduarda Domínguez Morales, una  niña que al parecer tiene «muchas leyes» y también motivos para sentirse parte de un proyecto común.

Aunque Ramiro Rodríguez Velázquez no es hombre de filosofar –al menos en teoría-,  si algo le hace feliz es ver a sus niños, vivarachos y alegres, emprender todo cuánto sale del ingenio colectivo. Sencillo, natural  y cubano hasta la médula ha dedicado más de cuatro décadas de su vida a los CDR, a su cuadra y sus vecinos.

Ramiro es alma de barrio, puro volcán de energías creadoras, hablar con él resulta inspirador porque una piensa que a sus 65 años puede haberlo dado todo; pero le conoces y descubres que no es así. Este tunero no se cansa y tiene más para dar en bien de su  comunidad. Allí en su humilde casa del Comité de Defensa uno de la circunscripción 98 de La Victoria, donde lo inusual es común,  insufla bríos a su comité. (ACN)

/nre/

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