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Las hazañas de Misdaisis

Las hazañas de Misdaisis
Misdaisis Escriba Concepción, Premio Nacional a la Excelencia en el Trabajo.

Las Tunas.- Es un manantial de amores, la laboriosidad en persona; por eso acaba de recibir el Premio Nacional a la Excelencia en el Trabajo, máximo reconocimiento que otorga la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) a la mujer vinculada al desarrollo ganadero.

También por esa razón, Misdaisis Escriba Concepción no olvidará jamás este 17 de Mayo, Día del Campesino Cubano, pues en el marco de su celebración recibió el homenaje, nada más y nada menos que en la casa natal de Celia Sánchez Manduley, ubicada en Media Luna, provincia de Granma.

Celia, ya fallecida, acompañó a Fidel Castro desde los días iniciales de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra y fue su fiel colaboradora en la construcción de la patria nueva. Por su inestimable servicio al pueblo, es conocida como La flor más autóctona de la Revolución.

Pero ese no es el único estímulo conquistado por la jovial campesina, integrante de la Cooperativa de Créditos y Servicios Eradio Infante, sita en Santa Librada, a pocos kilómetros de esta capital provincial, unos 700 kilómetros al este de La Habana. Misdaisis ya había merecido el Gran Premio Doctor Guillermo Leyva, igualmente concedido por ACPA.  

Interrogada acerca de sus principales líneas productivas, explicó a Tiempo21:

«Soy productora de carne, leche, viandas, frutas y hortalizas; además tengo un coto en vías de convertirse en una reserva genética para proteger animales en peligro de extinción. Y es que soy muy amante de la flora y la fauna».

Como carecía de tierras propias, esta entusiasta mujer solicitó la entrega de 67 hectáreas estatales en usufructo gratuito, pero fue subestimada.

«Al principio me dijeron que no podían otorgarme más de tres hectáreas, porque allí todo estaba plagado de marabú y yo no iba a poder desbrozar tantas malezas. Insistí una y otra vez, hasta que al fin me concedieron el terreno.

«Rápidamente tomé un viejo tractor, que yo misma manejé, y trituré un poco aquel marabuzal. Luego lo fumigué con los productos químicos recomendados, para lo cual me vi obligada a cargar 16 veces al día sobre mis espaldas una mochila de 15 litros de capacidad. Terminaba muerta de cansancio, pero no me daba por vencida, y al final valió la pena: hoy mi finca es un paraíso».     

Hija única, mujer divorciada, Misdaisis tuvo desde el primer momento el apoyo de sus padres y de su pequeño hijo, Rolando; pero a ella le correspondieron las tareas más fuertes.

“Además recibí el incondicional respaldo de Reinier Arias, un muchacho que me ayudó muchísimo y a quien quiero como un hermano, porque lo que hoy soy también se lo debo a él. Ahora todo es más fácil, pues la finca está en óptimas condiciones e incluso cuento con tres trabajadores asalariados.

«Actualmente adopto medidas para ubicar todas mis reses en cuartones, porque así producen más carne y leche. También empleo la inseminación artificial para el mejoramiento genético de los animales, con vistas a incrementar los rendimientos; incluso, tengo conmigo a un jovencito que prácticamente lo he criado, se llama Alejandro, hoy estudia para convertirse en técnico en esa especialidad y yo lo ayudo a prepararse con el fin de que se haga cargo de mis vacas».

Pero quien lee o escucha la historia de esta mujer de 45 años de edad y conoce de su amoroso desvelo por los cultivos, los animales, la finca, seguramente la imagina envejecida, marchita la piel, opaco el cabello… ¡Qué va!: Misdaisis es pura lozanía. ¿Cómo hace para conseguirlo?

«Aunque uno viva en el campo no puede tirarse al abandono. Yo misma manejo mi finca, bajo el sol o la lluvia; pero no dejo de cuidarme. No uso uñas postizas porque monto a caballo, enlazo toros; amarro un ternero, lo tiro al suelo y le curo el ombligo, cuando es necesario, porque soy la dueña» –dijo la alegre campesina y agregó:

»Sin embargo, no descuido mi cuerpo, mi cara, mi pelo. Siempre hay tiempo para ir a los salones de belleza; al de Lily, al de Misbelis, al de Kenia… No dejo que el campo me coma: yo tengo que saber cuidarme como mismo lo cuido a él».

Y esa es otra de las muchas hazañas de Misdaisis. 

/mdn/

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