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Reydenis, líder campesino en Becerra

Las Tunas.-  Reydenis González Céspedes es un hombre común en su actuar, pero inmenso en los resultados que atesora a título personal porque sobre sus espaldas lleva 34 años como miembro de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y de ellos, 21 al frente de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Calixto Sarduy, de la comunidad de Becerra, en el municipio de Las Tunas.

Fue miembro del Comité Nacional de la ANAP durante dos mandatos, integra el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba en el territorio tunero y ha merecido muchos otros reconocimientos que apenas menciona por su modestia y por la humildad que brota de sus ojos azules.

Acumula hermosas experiencias y no se ufana de ellas, al contrario, le cuesta hablar de sí mismo y considera que los excelentes resultados de la unidad son de todos los asociados.

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¿Cómo fueron sus inicios en la cooperativa?

«Al terminar el Servicio Militar me incorporé a esta cooperativa.  Eso fue en 1986. Estuve cinco años como ordeñador.  Después pasé el curso de normador y fui Jefe de Producción.  Desde el año 2000 soy el presidente.  Trabajar es lo más que he hecho toda mi vida.

«Aun siendo presidente, todos los días voy al surco y ando deshierbando, arando, chapeando…, participo en todas las labores que hay que hacer en la cooperativa.  Me siento cómodo en cualquier actividad; pero, en realidad, andar con animales es lo que me apasiona, especialmente andar con vacas y caballos.  También disfruto deshierbar».

¿Cómo se adapta a no trabajar cuando está de vacaciones?

«Te digo algo, en los 34 años que llevo aquí, nunca he cogido vacaciones. Sí me han estimulado y claro que lo he disfrutado.  Pero, jamás he faltado del trabajo para estar descansando.  Fui a Francia, en el año 1994, por la Unión de Jóvenes Comunistas, y en el 2014 viajé a Uruguay, por cuestiones de trabajo en el sector agropecuario.

«Yo vivo para esto.  Me levanto todos los días entre 4.30 y 5.00 am y llego a mi casa a las 9.00 pm más o menos.  Converso mucho con mis compañeros y subordinados y trato siempre de ser el primero en todo para cuando le reclame a alguien tener la razón».

¿Ese es el motivo por el que la cooperativa tiene tan buenos resultados?

«La cooperativa ha tenido lugares porque es fruto de la labor de muchos, de todos.  Es complejo.  Tenemos una población de siete mil habitantes que debemos atender y los suelos no nos acompañan.  También nos afectamos por la sequía.  Ahora fueron más de seis meses sin llover; pero, ya vamos mejorando.

«Igual, la unidad tiene muchos reconocimientos.  Por ejemplo, lleva más de 15 años como Vanguardia Nacional.  Yo, en lo personal, llevo 17 años con esa condición.  Y tengo la Orden 17 de mayo desde hace dos.

«Pero lo importante es la cooperativa, que tiene la cuarta Corona de Excelencia Nacional de la Agricultura Urbana y ha recibido elogios del Partido y el Gobierno porque siempre estamos presentes en todas las actividades de la zona».

Él es un campesino más, pero se ha convertido en líder de muchos y ejemplo para todos, más ahora cuando se empeña en hacer parir la tierra para hacer frente a la Covid-19, sin olvidar que, gracias a la Revolución, los residentes en el campo ya tienen otra vida.

«A partir de 1959 el día a día en las zonas rurales cambió mucho.  Antes del Triunfo de la Revolución, la vida de un campesino valía menos que la de un perro. Eso cambió totalmente.  Aquí en esta misma población había tres o cuatro familias que tenían posibilidades. Los demás eran campesinos hambrientos que encendían el fogón una o dos veces a la semana.

«Ya eso cambió. Hoy hay alrededor de dos mil viviendas sólidas y todas las familias campesinas viven holgadamente, gracias a la Revolución y a la ANAP.  Sin ellas, nunca hubiéramos sido nada».

¿Se mantiene la cooperativa como el alma de Becerra?

«La cooperativa cumplió 41 años el pasado 20 de abril y siempre hemos sido el organismo económicamente más fuerte que hay en la comunidad.  Ayudamos al consultorio del médico de la familia, a la bodega, a la gastronomía, la panadería, a las escuelas… Donde hace falta, ponemos las manos.

«Hemos arreglado dos kilómetros de caminos.  Hicimos un círculo sociocultural que costó más de 20 mil pesos, arreglamos un área juvenil y ayudamos en otras dependencias de la zona.

«Eso lo hacemos con cariño y responsabilidad; pero, sin descuidar nuestra más importante misión: producir alimentos».

¿Cómo lo logran, en medio de tantas situaciones adversas?

«Todos los días nos repetimos que debemos esforzarnos más para incrementar los rendimientos, superar la sequía, y cumplir todos los planes.  No hemos dejado de darle alimento al pueblo ni un solo día.

Este no será un día diferente para Reydenis González Céspedes, aunque su corazón lata un poquito más fuerte por el orgullo que siente.  Ahí, delante de él, está la obra de muchos años en la dignificación de los campesinos y eso lo hace enormemente feliz.

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