Las Tunas.- En diferentes espacios cotidianos muchas personas se preguntan si será posible algún día alcanzar la soberanía alimentaria que prevé el gobierno cubano para garantizar en el territorio nacional la mayor parte de los nutrientes que demanda el pueblo.
Las circunstancias económicas y financieras actuales en Cuba son muy difíciles; pero, ese amplio programa pudiera concretarse en todas las provincias a partir de un esfuerzo sistemático y constante, con la conducción del Partido, el Gobierno y el Ministerio de la Agricultura.
Para eso también será decisivo el acompañamiento de la población porque esa es una responsabilidad de todos, que casi siempre se deja únicamente al sector agropecuario, estatal o privado. No obstante, todos los seres humanos necesitamos y queremos comer cada día.
¿Qué hacemos para lograrlo, en lo individual y lo colectivo? Todavía hay muchas potencialidades en los patios familiares, en las áreas de autoconsumo de algunas entidades pues muchas todavía no se suman; incluso, cuando nos convocan a movilizaciones hacia la producción de alimentos.
En áreas administradas por el Estado, aproximadamente el 86 por ciento del total, también se puede hacer mucho más pues resultan común las tierras ociosas, ocupadas por el marabú o poco explotadas, cuando pudieran y debieran estar sembradas de viandas, granos, hortalizas y frutas.
En el sector privado, con menor superficie, se produce entre el 80 y el 85 por ciento de los alimentos que consumimos los tuneros, especialmente leche y carne vacuna. Entonces, es un imperativo generalizar sus experiencias, sobre todo el empleo de técnicas agroecológicas.
En cambio, esa fuerza valiosa, integrada por campesinos y cooperativistas, es la parte productiva que más sufre de varios problemas como los impagos de varios renglones en los plazos correspondientes y la ocurrencia de hechos delictivos; dos asuntos que desmotivan.
Además, la soberanía alimentaria se podrá alcanzar cuando haya más fuerza de trabajo en el campo por lo que hay que atender a las comunidades rurales con más prioridad. Igualmente se debe fomentar la formación vocacional hacia carreras vinculadas con las actividades agropecuarias.
En este importante asunto, considerado como de seguridad nacional, falta mucho por hacer en diferentes sectores de la economía y la sociedad. De su lógica concatenación depende el éxito futuro para satisfacer la demanda nutricional que se necesita.
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