Las Tunas.- Del 20 al 23 de marzo sucedió en Las Tunas la Feria del libro, en su edición 33, días en los que la vida cultural del territorio giró en torno a la realización de la fiesta grande de la literatura.
Al caminar por el recinto ferial en el Parque Maceo, no puedo evitar recordar, y hasta cierto punto, comparar, a las ferias que viví siendo adolescente, las colas interminables en la librería gigante en la casa de la cultura Tomasa Varona, los estanquillos que llegaban hasta la calle Colón porque inundaban las arterias principales, la vida nocturna de la Feria en la Plaza cultural en la Fulgencio Oroz, otros tiempos, mismo evento.
Aunque parezca que estas líneas versan sobre un análisis exhaustivo de los resultados de la Feria este año, la intención es otra, pues al igual que muchos otros, los eventos culturales trascienden en la provincia y el pueblo tunero prácticamente, no se entera, no participa en ellos.
Junto a la fiesta grande de la literatura, la Jornada Cucalambeana, La Plástica en abril, la Jornada Villanueva, el Festival Entre Música, entre otros, son ejemplo de encuentros de relevancia nacional que no cumplen con su función social a plenitud, porque no llegan en su totalidad, al público para el que están concebidos.
El arte para los artistas, uno de los males que aqueja al gremio en este territorio, porque si bien es cierto que el ejercicio de la creación es una necesidad vital para exorcizar emociones y método de expresión, también es real que su ejecución se realiza para que los congéneres lo consuman y el mensaje no solo no quede en el vacío, sino que al contrario, mueva la fibra del otro.
Muchos culpan a la promoción, y es verdad, puede ser parte de la problemática, es cierto que se dan las actividades y no llega a muchos la información, pero en tiempos de Internet, donde las redes sociales son protagonistas en casi todos los grupos etarios, y las instituciones culturales tienen especialistas que atienden sus necesidades comunucacionales (no siempre de la mejor manera), este campo, si bien es mejorable, no es de lo más endeble.
Hay excepciones a la regla, claro, como en todo fenómeno, pero la realidad es que se deben buscar soluciones por parte de las organizaciones del gremio para revertir esta dolorosa situación, al final, el arte, la cultura, está encaminada a los pueblos, a escribir su historia.
Quizás, el problema es sistémico, es difícil hacer tiempo al espíritu con tantas carencias materiales, tal vez, se deben mejorar las propuestas que llegan al público conocedor, sin por ello caer en la banalidad o la prostitución del arte vacío, la certeza es que se debe de investigar, analizar, y siempre seguir haciendo por mejorar, crecer, en las manos de los que crean está la capacidad y la habilidad para lograrlo.
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