Mucho se habla de los nuevos actores económicos que surgen en Cuba y en Las Tunas. Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y las cooperativas no agropecuarias integran el amplio proceso de transformaciones en marcha que persigue un mayor desarrollo de la nación antillana para los próximos años.
A casi cuatro años de iniciada esta nueva actividad económica, sigue creciendo el interés de no pocos sectores de la población por integrarse a tales formas de trabajo, las cuales tienen diversas ventajas, tanto para el ámbito estatal como en el no estatal, y ejemplo de ello es la autorización de empresas privadas, estatales y cooperativas.
Según datos dados a conocer por el Ministerio de Economía y Planificación, más del 40 por ciento de ellos son emprendimientos de reciente creación, una muestra también de las posibilidades que ofrecen en el escenario actual en cuanto a las actividades y servicios que promueven, así como el aumento de las oportunidades de empleo, estimadas en miles de puestos de trabajo.
Más del 60 por ciento de esos actores económicos autorizados provienen de reconversiones de negocios, y otros se constituyen a partir de proyectos de desarrollo local; ahora aprovechan el amplio horizonte de las nuevas empresas en busca de mayores aportes a la economía particular y de las localidades donde están enclavados.
En Las Tunas es significativo el número de las micro, pequeñas y medianas empresas privadas o cooperativas no agropecuarias aprobadas por el Ministerio de Economía y Planificación para su desarrollo en esta provincia del oriente cubano.
En todas las demarcaciones municipales hay aprobadas mipymes, y por supuesto que el mayor número está en la cabecera territorial. En general se desempeñan en sectores tan disímiles como Agricultura, Energía, Gastronomía e Industria en sus diferentes modalidades; así como Transporte, Servicios Informáticos o personales y producción de materiales de construcción.
No todas estas mipymes o cooperativas no agropecuarias han navegado con igual suerte en un escenario económico doméstico marcado por los efectos del bloqueo estadounidense, por lo que no todas han tenido un completamiento feliz, tanto en su proceso constitutivo como en su inclusión en el registro mercantil.
Sin embargo, las autoridades locales destacan la valía de estas entidades para retornar al país por la senda del crecimiento en sus indicadores productivos y de servicios.
Es algo que, sin lugar a dudas, ha venido para quedarse y revitalizar la economía porque, en primer lugar, estos nuevos actores tienen personalidad jurídica y eso les da muchas ventajas. Para su apoyo funcionan sendos grupos de trabajo en cada uno de los municipios tuneros. Aunque no es un proceso exento de escollos que, incluso, comprometerían el futuro de varios de esos emprendimientos. Obviamente, se requerirá de una Ley de Empresas que consolide la legalidad establecida hasta ahora en este sentido.
A pesar de esas dificultades, el Gobierno cubano sigue buscando nuevos mecanismos para que esos emprendedores puedan acceder de manera más rápida a la divisa; descentralizarla por vías más efectivas y así consolidar su desempeño y progreso.
También se evalúan nuevos mecanismos y redes de suministros que les puedan asegurar, quizás con mercancías en consignación en nuestro país, el abastecimiento y un mercado mayorista en moneda nacional que los provea de los recursos mínimos indispensables para que garanticen en cierto grado sus operaciones y objeto social.
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