Las Tunas.- En los últimos tiempos, algunas personas consideran que el bloqueo estadounidense contra Cuba es la excusa para justificar todo lo que ocurre en nuestro país y pasan por alto las limitaciones reales que impone esa cruel política, con un fuerte impacto en la población.
Ejemplos sobran en la salud, el deporte, la educación y la cultura. Pero, la producción de alimentos es otra actividad muy afectada, dejando a un lado las negligencias de quienes no se ocupan como deben de sus tierras privadas, estatales o en usufructo.
Está claro que, si no hay inversiones, si no se introduce tecnología moderna, si faltan los recursos fundamentales para sacar máximo provecho al suelo, los rendimientos serán mínimos y los precios muy altos. En la provincia de Las Tunas eso es evidente desde hace mucho.
El combustible es decisivo. Con yuntas de bueyes se pueden roturar dos o tres hectáreas; pero, para grandes extensiones se necesitan tractores y su familia de implementos. También se requieren para alistar las tierras que se dedican al plátano porque a pico y barreta es muy difícil abrir huecos profundos.
¿Por qué en la temporada óptima para las hortalizas escasea la remolacha o la zanahoria? Esas semillas son de importación y Cuba no las puede adquirir en naciones cercanas, lo que encarece su compra. Lo mismo pasa con las papas, que afortunadamente se volvieron a sembrar. Pero, con simientes traídas desde la lejana Holanda.
Las gallinas ponedoras no comen hierbas ni desechos domésticos. Demandan piensos especializados que cada día son más caros y a veces han demorado mucho más tiempo que lo que resiste la anatomía de esas aves. Como consecuencia hay un lamentable déficit de huevos para la canasta normada.
Con los cerdos pasa algo parecido y por más empeño que pongan sus criadores, con yuca y otras humildes alternativas no se puede mantener la masa de los integrales porcinos. Súmese la falta de medicamentos de uso veterinario para la atención de esos animales.
Tampoco son suficientes las cosechadoras, segadoras, máquinas de riego, paneles solares, básculas, metales, electrodos para soldar, el nitrógeno que requiere la inseminación artificial y otros insumos como machetes, limas, guantes, fertilizantes y
plaguicidas.
Frente a tan difíciles circunstancias se pone el talento y la dedicación de especialistas, de los profesores de la Universidad de Las Tunas y de gente noble que dedica sus días a trabajar la tierra y a generalizar sus experiencias para que otros también aporten.
Estudios sobre la adaptabilidad de diferentes clones, proyectos para sembrar plantas oleaginosas y la crianza de insectos benéficos que controlan plagas y enfermedades son muestra de que en el sector la mayoría no tiene los brazos cruzados.
Que hay que trabajar más es una verdad. Que por malos procederes y abandono el marabú se robó los campos de Las Tunas, también. Pero, que nadie lo dude, el bloqueo constituye el principal obstáculo para el desarrollo del sector agropecuario en Cuba y sus impactos negativos repercuten de manera directa en toda la sociedad.
/mga/
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