Esta es una pregunta para reflexionar y la mayoría de los que tienen que ver con el asunto (no productores) van a coincidir en que sí, en que los ganaderos son los culpables. Pero, ¿hasta qué punto eso es cierto?
Hay un dicho que sentencia: fuera del agua se nada bien, y esa es una verdad como un templo, y en este caso, los que miran el asunto desde afuera de la vaquería, del entorno del productor, pues nadan muy bien, pero quienes critican y le echan la culpa al otro sería bueno que, por un momento, se pusiera en el lugar de ellos para ver cómo cambiarían los conceptos inmediatamente.
¿Cuántas veces los consejos populares donde están enclavadas las formas productivas han analizado este problema y cuántas veces lo ha hecho la empresa agropecuaria? Pero cuántas veces lo ha hecho el Consejo de la Administración?
La ganadería no puede estar bien si los ganaderos no son bien atendidos, hay muchos campesinos con ganado que no tienen condiciones materiales, la contratación es un tema muy subjetivo y muchas veces es superficial; hay campesinos que no entregan la leche a la industria por la cantidad de multas que les han impuesto; hay muchas tierras ociosas que no se ponen a producir.
Los planes de producción que para nada pueden ser mensuales porque no ofrecen una idea real del trabajo que se desarrolla cada día del año, y mientras un campesino puede incumplir en dos meses, por ejemplo, al terminar el calendario puede terminar con sobrecumplimiento de la suma que debía entregar todos los meses a la industria, ¿y entonces? Pues nada, multas y más multas que al final ni son educativas ni resuelven el problema.
Y qué justifica, por ejemplo, que hay poca vinculación de los dirigentes con los productores, y que que no existe contrapartida entre productores, acarreadores y jefes de punto.
La producción depende del clima y no todos se preparan para enfrentar las adversidades, se permite que la leche se venda por fuera a 60 pesos el litro sin cumplir lo planificado Asimismo, se hace mucho queso y se comercializa hasta 280 pesos la libra, se le echa agua a la leche; un machete cuesta mil 200 pesos y las limas y las botas de trabajo más de dos mil, y los campesinos no tienen otra opción que comprarlos.
Mientras los análisis estén encaminados a arremeter contra los productores, a sancionarlos, el problema cada vez será mayor, porque lo primero que se debe hacer y no se hace, salvo excepciones, es tratarlos bien, preocuparse por cómo viven, qué les falta, qué problemas tienen, qué necesitan para producir más, y exigir por su atención.
Todo año es una nueva etapa de trabajo, y en el actual 2024 hay que revisar revisar actuaciones y métodos de trabajo, el lo cual no se ha avanzado mucho cuando termina el sexto mes del calendario. Los productores tienen parte de la culpa, pero no son los únicos responsables, y si cada quien no asume su cuota no se aumentará la venta de leche para la industria, habrá más muertes de animales, la contratación seguirá siendo deficiente y los ganaderos se mantendrán desatendidos. Y eso tendrá que cambiar.