Hay en Las Tunas una tendencia a irrespetar al pueblo y por mucho que los clientes reclamen y protesten los responsables no se detienen a ver las causas y sobre todo, a analizar las malas conductas para con el otro.
Un ejemplo reciente está en una panadería de esta ciudad que vendía pan suave de 20 pesos mucho más pequeño y con peor calidad que el tradicional que llega por la canasta familiar, confeccionado por una pequeña empresa privada.
El producto además tenía mala confección, y aunque el peso de 40 gramos es el correcto según directivos de la industria alimentaria en el municipio de Las Tunas, de acuerdo con el contrato, la calidad debía ser superior.
En este sentido casi nadie entiende sobre la base de la lógica que ese pan se oferte a un valor de 19 pesos más, cuando es la mitad del que venden por la cuota (80 gramos) y de peor calidad.
El pan, en todos los sentidos, es hoy un problema muy serio, más allá de la falta de harina. En esa misma panadería ofertan uno de corteza dura por un valor de 200 pesos que si se analiza tampoco vale ese precio. Otras Mipymes que hace solo unos pocos meses hacían un pan suave de mejor calidad a 85 pesos hoy lo venden al mismo precio sin consistencia, sin la calidad de antes.
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