Campesina que hace producir “La Mexicana”

27 de May de 2025
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Las Tunas.- Marcela Maritza Pérez Santana, campesina de la zona de La Veguita, en los alrededores de Vázquez, siempre sonríe.  Y hasta ríe a carcajadas porque decidió vivir la vida con alegrías, sin mortificaciones; aunque a veces encuentre obstáculos difíciles de superar.

Esa es la receta que desde el amanecer pone en práctica la destacada productora del municipio de Puerto Padre, una mujer que administra en usufructo la finca La Mexicana, perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios Elpidio Sosa y dedicada a la crianza de ganado menor.

“Tengo 15 hectáreas y en ellas crecen los chivos.  Ordeño a las 13 reproductoras y resuelvo la leche a las personas enfermas que lo necesitan, sobre todo a niños intolerantes a la leche vacuna.  No tengo planes; pero conmigo siempre se puede y se podrá contar.

“También tengo 20 carneros, casi todos adultos.  Ahora hay pocas crías en desarrollo porque la finca está en un lugar donde los perros jíbaros atacan mucho.  Y casi siempre me matan a los pequeños.  De todas formas, me esfuerzo en protegerlos para poder incrementar la masa”.

Sus días son muy difíciles no solo porque tiene que madrugar, ni porque ayuda ordeñar las vacas de su esposo.  Es que, a esas labores y a la atención del hogar, suma que acarrea leche y luego la lleva a las bodegas.  Trabaja mucho, todo el tiempo, hasta el anochecer.

“Ese es mi día a día, constantemente.  Además, no dejo de atender a nadie de mi familia.  Creo que ninguno tenga quejas de mí porque siempre estoy lista y dispuesta para ellos.  Y eso que hago guardias en las noches para proteger a los animales porque esa es otra misión”.

Cuidar de sí es otra prioridad para mantenerse joven, alegre y en paz mental.  Por eso asegura que hace lo que puede y cuando lo puede.  Intenta mantener todas sus tareas organizadas y prioriza su protección frente al sol, los insectos y las malezas que a veces lastiman la piel.

“Yo soy una campesina que siempre usa sombrero y la gente se extraña las pocas veces que me ven sin él porque es parte de mí.  También me visto con camisas y pantalones.  No por eso dejo de ser femenina, de arreglarme el pelo y las uñas o de pintarme los labios.

“Lo que realmente me importa es producir alimentos para la familia y la población, garantizar la comida y el agua de mis animales, sembrar más plantas proteicas y forrajeras y seguir trabajando”.

/mga/

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