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Maltrato a la propiedad social ¿por qué?

Se conoce como propiedad social al derecho que tiene una comunidad sobre un determinado activo. Para el ejercicio de este derecho, existen diversos mecanismos que permiten plasmar, de alguna forma, el control democrático de la propiedad en cuestión.
El término propiedad tiene numerosos usos.

En este caso, nos interesa su acepción en el campo del derecho como la facultad o habilitación para tomar la posesión de algo y ejercer su control. Social, por su parte, es aquello vinculado a la sociedad, es decir, la comunidad de personas que comparten una cultura y que interactúan entre sí.

Por tanto es deber de cada ciudadano cuidar la propiedad pública y social, acatar la disciplina, respetar los derechos de los demás, observar las normas de convivencia socialista y cumplir los deberes civiles y sociales.
Sin embargo, hay una tendencia al maltrato de la propiedad social.

¿Será que no se identifica aquello que es fruto del esfuerzo conjunto?

¿Será que falta sentimiento de pertenencia colectiva?

¿O por el contrario se actúa así por deshonestidad y egoísmo?

¿O se actúa así por el afán de destruir lo que el pueblo trabajador construye, a apropiarse en beneficio personal de ello o permitir que otros lo hagan, algo que es aún peor?

Si la propiedad social es el derecho que tiene una comunidad sobre un determinado activo, para el ejercicio de este derecho, existen diversos mecanismos que permiten plasmar, de alguna forma, el control democrático de la propiedad en cuestión. ¿Esos mecanismos funcionan como debe ser?

¿Por qué se permite que antisociales, dañen la propiedad social?
Y más allá, por qué quienes tienen la responsabilidad de hacer valer ese cuidado de la propiedad social mantengan en el abandono sitios y obras que para nosotros tienen un valor real o simbólico. Y podemos poner ejemplos: los bancos de la Plaza Calé, el Parque de las Esculturas, Estadio Ángel López o Chiquito, Fuente de Las Antillas, Calle Colón, Feria Agropecuaria.

Permitir que en hospitales, policlínicos, consultorios médicos, escuelas y parques, se dañe parte de esas instalaciones, suciedad, hurto de algunos elementos es verdaderamente imperdonable, en especial cuando se sabe que son resultado de un alto costo tanto desde el punto de vista de la inversión, como de los equipamientos.

Y usted que ¿qué piensa? ¿Con cuál opinión concuerda y con cual no? Y lo más importante, cuál es su opinión personal sobre el asunto?.

/lrc/

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Miguel Díaz Nápoles
Miguel Díaz Nápoles
Periodista, fotorreportero, realizador de cine, radio y TV, profesor universitario. Master en Ciencias de la Comunicación, Universidad de La Habana. Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en Las Tunas. Conferencista sobre temas de Comunicación, Periodismo e Internet. Premio Nacional de Periodismo hipermedia 26 de Julio en 2006 y 2007. Ha sido galardonado en varias ocasiones con el Premio Provincial Ricardo Varela Rojas por la obra del año y de Periodismo Ubiquel Arévalo Morales y en otros certámenes del sector. Fue reportero del diario 26. Durante el 2001 le dio cobertura informativa a la labor de los médicos cubanos en Ghana, en el África Subsahariana y sobre sus experiencias escribió el libro Hacia el reino del silencio, publicado en 2008 por la Editorial Pablo de la Torriente Brau, de la Unión de Periodistas de Cuba. En 2000 creó Tiempo21, edición digital de los Servicios Informativos de Radio Victoria. Productor del largometraje Los Cuervos y el cortometraje Homoerectus, de producciones Acoytes-Uneac, Las Tunas. Durante 2016 y 2017 se desempeñó como editor de contenido de la Dirección General de Multimedia en Español, y de las Mesas de Redacción y Asignaciones del canal multiestatal TeleSur, en su sede central de Caracas, Venezuela.

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