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Félix Núñez: “a mí nunca me dolió el brazo”

Las Tunas.- Félix Núñez González es entrenador de pitcheo del equipo de béisbol de Las Tunas, actuales campeones nacionales.

Natural de una zona rural del municipio de Colombia llamado La Vega, en 1974 cuando estudiaba en el politécnico Flores Betancourt comenzó a practicar boxeo hasta que el profesor Tomás Álvarez lo seleccionó para un encuentro de béisbol con el municipio de Amancio, y por primera vez se subió al box.

Al finalizar el juego el profesor me dijo: «usted da más como pitcher que como boxeador y ahí comenzó mi carrera en el béisbol», comentó Félix.

Integrante del equipo Cuba, participó en los Juegos Panamericanos de 1983 en Caracas, en el 86 en los Centroamericanos y del Caribe  y en el campeonato mundial ese mismo año en Holanda.

En toda su carrera como pitcher en series nacionales ganó 130 juegos, perdió 154, su promedio de carreras limpias (PCL) fue de 2,85 y ponchó a mil 285 bateadores.

«Hay una anécdota que recuerdo, de la que se habla poco, y fue cuando en el año 1984 en un juego de la serie selectiva de Orientales frente a Las Villas en el estadio 5 de septiembre lancé 20 entradas seguidas al igual que el pitcher contrario que era Mario Veliz», relata Félix.

«Ese juego comenzó a las 8 y 30 de la noche y fue sellado pasada la una de la madrugada, a ese equipo de Las Villas se le llamaba «La Trituradora», pues ahí estaban Antonio Muñoz, Victor Mesa, Pedro José Rodríguez (Cheito), Héctor Olivera, Albertico Hernández, entre otros».

«Al otro día se reanudó el partido con otros lanzadores y lo perdimos cuatro carreras por tres, pero para mí fue inolvidable porque lograr mantener dominada a esa batería en 20 entradas fue algo trascendental para mi carrera, y en ese momento yo tenía 24 años de edad».

Félix Núñez confiesa que «había ocasiones en que se jugaba doble juego, yo abría el primero y después relevaba el segundo y como en ese entonces el pitcheo era libre, cada tres días ya estaba lanzando. Sentía dolores normales del cansancio de trabajar nueve entradas, pero enseguida me recuperaba; a mí nunca me dolió el brazo», concluyó.

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