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Valientes: Una Arianna por la vida

Aunque casi todos la consideren una valiente, Arianna Barrios Téllez solo se considera una médica que tiene la misión de salvar vidas. Por eso no lo pensó cuando le preguntaron su disposición para trabajar en uno de los centros de aislamiento con sospechosos de la Covid-19 en la provincia de Las Tunas. Sí, apúnteme. ¿Cuándo hay que irse?, dijo sin titubear.

Después, solo un poco después, pensó en sus pequeños hijos, en su esposo, en sus padres y la angustia quiso apoderarse de ella pero la espantó. No estaba haciendo nada extraordinario, solo cumpliendo con el deber que asumió cuando se decidió por la carrera de Medicina. Y con su morral de médica llegó al centro asignado. Pasó la puerta y sintió miedo, mucho miedo porque allí podía estar el contagio, el monstruo que podía cambiar por completo su vida, en el mejor de los casos.

Nuevamente se sacudió y pensó en la gran responsabilidad que asumía desde aquel mismo momento, y se convenció más cuando se dijo que aquello era por sus propios hijos, por su familia, por sus amigos, por todos, porque hay que vencer a la pandemia. Aunque no dejaba de sentir temor porque los que allí estaban eran viajeros y contactos de casos positivos a la enfermedad, que es invisible, traicionera y mata sin piedad.

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Así, con decisiones y temores inició su ardua y difícil labor durante 14 largos días y muchas horas diariamente, y a medida que avanzaba el trabajo sentía que crecía como profesional de la Medicina, aprendiendo además el manejo de todo lo que tenía que ver con una enfermedad desconocida, con precauciones extremas en su relación con los pacientes, al quitarse la mascarilla, la ropa… Hasta que llegó el día en que le debían hacer el test rápido porque se iba de descanso.

[penci_blockquote style=»style-3″ align=»none» author=»»] “Ese fue el momento más difícil. Pensé en mis hijos, en mi familia, y estaba muy angustiada, porque todo podía cambiar con solo un examen. Y cuando dio negativo hubo muchas lágrimas”.[/penci_blockquote]

A partir de ahí se iba 14 días más a descansar pero en su casa. “Estaba loca por llegar, por estar con mis hijos, con mi esposo, con mis padres, pero al mismo tiempo me quería quedar y seguir trabajando todo el tiempo que hiciera falta.. Ya conocía a los pacientes, y quería saber su evolución, pero también tenía deseos de estar aquí en mi casa porque soy mamá y mis hijos necesitan de mí. Todo esto con una plena felicidad de estar en la casa y de volver cuando llegue otra vez el momento”.

Arianna ha dialogado llena de emociones, de recuerdos, de realidades. No en pocas ocasiones las lágrimas se han aventurado a salir pero han quedado en el intento, porque ha aprendido a ser fuerte, a sobreponerse a las tensiones. “Recomiendo a todos que se queden en casa, que extremen las medidas higiénicas, que los abrazos sean virtuales, que los besos sean lanzados bien de lejos, que es mejor estar separados ahora para después estar juntos y no que falte uno de nosotros en algún momento. No salir de las casas y cuidarnos, cuidarnos, cuidarnos. No nos queda de otra. Así lo prevenimos todo”.

[penci_blockquote style=»style-3″ align=»none» author=»»]Los muchachos reclaman su atención. Se levanta del balance que le sirve de trono en casa y va hacia ellos, contenta, amorosa, como para recuperar el tiempo que ha estado lejos de ellos. Y los aprieta muy fuertemente, porque mañana volverá la distancia, una y otra vez, hasta que el monstruo caiga rendido, por la fuerza de muchos como ella, de la medicina cubana, que otra vez saldrá victoriosa, como tantas veces.[/penci_blockquote]

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Miguel Díaz Nápoles
Periodista, fotorreportero, realizador de cine, radio y vídeo, profesor universitario. Master en Ciencias de la Comunicación, Universidad de La Habana. Vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en Las Tunas. Conferencista sobre temas de Comunicación, Periodismo e Internet. Premio Nacional de Periodismo hipermedia 26 de Julio en 2006 y 2007. Ha sido galardonado en varias ocasiones con el Premio Provincial Ricardo Varela Rojas por la obra del año y de Periodismo Ubiquel Arévalo Morales y en otros certámenes del sector. Fue reportero del diario 26. Durante el 2001 le dio cobertura informativa a la labor de los médicos cubanos en Ghana, en el África Subsahariana y sobre sus experiencias escribió el libro Hacia el reino del silencio, publicado en 2008 por la Editorial Pablo de la Torriente Brau, de la Unión de Periodistas de Cuba. En 2000 creó Tiempo21, edición digital de los Servicios Informativos de Radio Victoria. Productor del largometraje Los Cuervos y el cortometraje Homoerectus, de producciones Acoytes-Uneac, Las Tunas. Durante 2016 y 2017 se desempeñó como editor de contenido de la Dirección General de Multimedia en Español, y de las Mesas de Redacción y Asignaciones del canal multiestatal TeleSur, en su sede central de Caracas, Venezuela.

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