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Del surco a los mercados

Las Tunas.- Cuando hablamos de la distribución de alimentos en Las Tunas o en cualquier otra provincia de Cuba, no podemos culpar de las deficiencias o halagar por los resutados positivos solamente al trabajo de las empresas destinadas a este fin.

Y es que todo debe fluir por un proceso que comienza con los productores, tiene como intermediario a las bases productivas y concluye en los mercados.

Los primeros protagonistas de esta cadena son los que están en el surco, los que despiertan con el canto del primer gallo y doblan su espalda para sacar la leche de las ubres de la vacas, o montan su arado para preparar las tierras; los que no tienen más buró que una piedra debajo de la sombra de un árbol y se secan el sudor con sus sucias manos, llenas de tierra.

Según las características de cada finca, la cantidad de tierras y condiciones para la realización de sus labores, cada uno de estos campesinos debe establecer un contrato con la base productiva que los auna y representa.

Ahí es cuando las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS), las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) o Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC) juegan el rol más importante dentro del flujo de alimentación que sale de los surcos y llega al pueblo.

De esta forma se contrata la carne y la leche en las fincas ganaderas, las viandas, frutas y granos en las dedicadas a los cultivos varios, entre otros productos.

Si este contrato se hace a nivel de oficina puede que el presidente o demás miembros del consejo de dirección de las cooperativas nunca conozca la realidad de sus campesinos asociados, los cuales pueden declarar más de lo que producen, o puden declarar menos, incluso pueden exponer la cantidad exacta y luego no cumplir con la misma, destinando gran parte de este alimento a la venta al particular.

Entonces empresas como Acopio no pueden surtir los mercados como lo tiene planificado, ni porcino destinar la cantidad de carne correcta; y compiten con las ofertas de los particulares que se presentan con una mejor calidad y a un precio más elevado.

Así comienzan las debilidades de este proceso en el que los héroes en los surcos culpan a las entidades estatales por la recogida y el pago tardío de sus cosechas y la no entrega de medios para el trabajo; desconociendo que en la mayoría de los casos las empresas no tienen deudas con las bases broductivas y son estas las que desvían el dinero para otras funciones.

Al analizar todo esto me pregunto: ¿Cómo se solucionan los problemas?
La respuesta para mí es mediante la denuncia oportuna y certera: si las empresas palpan el inclumplimiento de las bases productivas deben denunciarlo, en las investigaciones saldrá porqué del incumplimiento; y si los campesinos no reciben su dinero, deben revelarlo y las bases productivas tendrán que responder por este faltante.

Actualmente ni la Empresa Provincial de Acopio, ni la Empresa Provincial de Porcino en Las Tunas tienen deuda con las bases productivas y son muchos los campesinos que aún no reciben su dinero. Reflexionemos y pongamos más control sobre el oportunista para que la comida llegue al pueblo sin intermediarios.

/nre/

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