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La semilla martiana de Tin Cremata y La Colmenita

Las Tunas.- Notarlo disfrutando como el público primerizo cada actuación de los pequeños es un verdadero lujo, de esos que merecen y bien saben aprovechar personas como Tin Cremata, quien durante 30 años ha acompañado el desempeño de la compañía de teatro infantil La Colmenita.

Carlos Alberto Cremata Malberti mueve los hilos invisibles del panal y hasta enseña a volar con la imaginación y el firme propósito de educar no solo a artistas, sino a mejores seres humanos.

De paso por la oriental provincia de Las Tunas durante la gira que les trajo al territorio por la semana de receso docente, conocimos acerca de las razones para regresar y las semillas que traen consigo.

«Las Tunas porque en el 2015 fue la última función que hicimos acá en la plaza Mayor General Vicente García, ante más de 38 mil espectadores, y desde el año 97 habíamos tenido más o menos cada dos años la oportunidad de venir.

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«Nosotros tenemos muchos amigos acá, tenemos incluso colmenitas acá como la del municipio de Jesús Menéndez, hay otros que se llaman los primos nuestros pero con un nombre mucho más bonito que es Retoños del Caguairán, en Majibacoa, y aquí mismo en la ciudad de Las Tunas también.

«Aquí están –muy importante-, también nuestros maestros del teatro para niños; yo diría que los maestros junto con Teatro de Las Estaciones de Matanzas, de todo el que hace teatro para niños. Aquí tienen a Teatro Tuyo, llevan 20 años en el arte del clown, haciendo un magisterio no solo nacional sino absolutamente internacional.

«Pero lo que más nos asombra de este grupo y de Ernesto Parra, su extraordinario director, es que no solo son maestros de la profesión sino que son maestros de cómo ser mejores seres humanos, son maestros de la humildad, de la modestia, del talento y del buen corazón».

¿Cómo ha sido la experiencia en los municipios, compartir con esos niños que no siempre tienen la oportunidad de ver funciones así?

«Pedimos siempre a todas las autoridades de cualquier provincia que no nos traigan a las urbes capitalinas, que nos lleven siempre –porque tenemos esa posibilidad- a los lugares donde generalmente no van las embajadas artísticas o no son asiduas.

«En Las Tunas por ejemplo todo el que viene se presenta acá, es muy difícil que vaya directo a Maniabón, y nosotros pedimos que inviertan las cosas, podemos hacerlo y además es lo que más nos gusta, porque el niño colmenero necesita retroalimentarse.

«Y la retroalimentación mejor viene de los seres más lindos que existen sobre la Tierra, que son los que habitan en los lugares más recónditos. No en balde Martí dijo: Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar, o arte soy entre las artes, en los montes monte soy».

«Cuando eso sucede al niño colmenero se le posa sobre el corazón una experiencia más linda de ver el ojito sorprendido, agradecido, sonriente, de esa personita de comunidades rurales, y eso es lo más lindo que nos pasa en la vida y lo que nunca olvidamos».

Con tantos años de labor La Colmenita logra mantenerse con las mismas enseñanzas, más en estos tiempos donde el mercantilismo gana tanto espacio

«Ante los embates del mercantilismo y la frivolidad, de la chatarra cultural, de la pseudocultura, la mejor inyección, el mejor antídoto, se llama José Julián Martí Pérez, también está Fidel por supuesto, pero fíjate que Fidel retoma toda la savia de Martí y la incorpora a toda la generación del centenario y hace toda la obra maravillosa.

«Pero ante esos fenómenos hay vacunas, y esas las tiene Martí, solo hay que aplicarlas todos los días. Todos los días hay que inyectarse un poquitico de cubanía, de gusto estético, un poquitico de sentido de lo que Cintio Vitier llamaba eticidad, y te aseguro que desde edades muy tempranas eso se puede perfectamente compartir.

«Cuando uno ahonda, bucea en Martí, recibe unas claves maravillosas para vivir mejor».

Con enseñanzas claras que van más allá de juegos y canciones, Tin Cremata con sus abejitas esparce la semilla con la clave martiana para ser mejores personas, para crecer pensando en el prójimo como parte de una sociedad que apuesta por buenos corazones.

/mdn/

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