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Periódico 26, donde la experiencia y la juventud trazan caminos

Periódico 26, donde la experiencia y la juventud trazan caminosEl 26 de julio de 1978 fue la fecha escogida para la salida del primer número de un diario para la provincia de Las Tunas, constituida como tal solo dos años atrás con la división político administrativa del 76.

Instalado en la calle Colón 157, el colectivo del periódico 26 laboró inicialmente para una publicación con un formato de 120 picas de alto y 79 de ancho, un tamaño superior al estándar que hoy hojean los tuneros cada viernes.

Reflejar en aquel entonces el acontecer del territorio, de acuerdo con la premura cotidiana, constituyó todo un reto, el que no decayó con la disminución de la tirada y la periodicidad como resultado de los reajustes que conllevó el llamado período especial, cuando se derrumbó el Campo Socialista.

Con la inauguración de la unidad gráfica Alejo Carpentier 26 entró en una etapa superior. El 17 de junio de 1985, se mudó para la segunda planta de la instalación ubicada en la avenida Carlos J. Finlay, local más espacioso que el anterior, donde aún está emplazado.

Hoy, para quienes desandaron sus pasillos, vivieron la premura de su redacción previo al cierre y la evolución necesaria al lado de la carrera tecnológica, 26 es otro hogar.

Así lo siente Juan Soto Cutiño, uno de los iniciadores de su historia.

«Yo estoy en el periódico 26 desde el año 70, cuando aquello todavía no tenía este nombre, era el periódico Forjador que circulaba aquí en Las Tunas.

«Soy el único periodista activo que queda de aquella etapa, cuando se fundó, y hemos transitado por varias etapas. Aquellos primeros años fueron muy difíciles, no teníamos la tecnología que tenemos hoy, y tampoco el conocimiento y la experiencia.

«Cuando aquello muchos de nosotros no éramos periodistas. En mi caso fui desmovilizado del Servicio Militar, pasé una semana en el periódico Sierra Maestra y de ahí a trabajar. Eso fue en el año 69, 70. Cuando la zafra del 70. En aquel momento no era el periódico 26, era El Forjador. Después surgió el 26 diario del cual yo soy fundador.

«Había que pasar trabajo pero era una familia muy unida. Este periódico ha sido el único trabajo que he tenido, hoy tengo ya 68 años, edad de jubilación y sigo aquí porque realmente no quisiera abandonar este colectivo», refiere sin mucho esfuerzo, porque los recuerdos se mantienen muy frescos.

Otra fiel a esta casa es Graciela Guerrero Garay, una especie de hada para la crónica, que no renuncia a aportar sus colores a cada acontecimiento que refleja con su pluma.

«26 para mí es algo muy especial y está ligado a mi vida personal, a mi vida profesional a cada minuto. A mi realmente, el periodismo de hecho es una carrera que me apasiona, en la que estoy porque realmente lo siento y me gusta.

«Entonces 26 ha sido en primer lugar el medio masivo impreso por excelencia desde que empezó a circular en el 78 como diario. Estábamos en la calle Colón cuando aquello, tirando en una rotativa, el periódico se hacía con plomo y linotipos, es una historia realmente demasiado emotiva para quienes la vivimos. En aquellos tiempos yo recién salía de la universidad, estaba llena de sueños, de incógnitas.

«Realmente no fui fundadora. Me gradué en el 82. Sí trabajé anteriormente en los primeros años como estudiante, haciendo las prácticas. Ya cuando me gradúo en febrero del 82 me incorporo.

«Entonces qué decirte. 26 ha ido creciendo con los poquitos de todo el mundo, de mucha gente linda que se ha entregado a esto, con un colectivo que quizás no tenga ningún diario ni nacional ni provincial en el país».

Pero como dicen que todo tiempo futuro ha de ser mejor, se unieron en el camino jóvenes con tremendo empuje, con mirada clara y seguridad sobre los caminos que hay que trazar y construir, siempre hacia adelante.

Zucel de la Peña Mora, quien durante muchos años tuvo a su cuidado las culturales, es actualmente una de las que ocupa la línea decisora, como Jefa creativa en un modelo que apuesta por la multimedialidad para la red y con la versión impresa como espacio a aprovechar también a favor de los lectores.

«Estamos frente a un proceso que es definitorio para la historia de 26, porque se está definiendo según la época, el contexto en el que estamos cómo los lectores han cambiado, cómo los contextos comunicativos han cambiado también; y no podemos estar ajenos a la realidad.

«A partir de ahí han venido la serie de transformaciones que estamos intentando llevar adelante con el concurso de todos.

«Tratamos que cada vez sea más colectivo, más inclusivo, en el sentido de que construyamos realmente este periódico día a día, semana tras semana. Cambiamos. Éramos un semanario, ahora nos definimos como un diario digital con una edición impresa.

«Esto implica que tenemos una dinámica que empieza en la web y termina en el impreso. Durante la semana se escogen qué trabajos se van a poner, cuáles han tenido más impacto, qué trabajos corresponde comentarlos y ponerlos entonces en la edición impresa.

«Ahí se pueden agregar comentarios que salieron en el digital. Son dos mundos que se van comunicando porque ya tenemos lectores tanto en un lado como en el otro. No queremos que esos mundos anden separados, son como espejos que se ven, que se retroalimentan entre ellos, y por ahí vamos, en esa construcción de nueva dinámicas».

José Armando Fernández Salazar, Mandy, como le dicen, es uno de esos motores jóvenes que impulsa el cambio, sobre todo desde el modelo de gestión de medios que consolida 26.

Él ve su tarea desde el aporte de cada profesional y el aprovechamiento oportuno de los recursos tecnológicos, que aún son deficitarios, con énfasis en el contenido.

«Todas las dinámicas se mueven hacia la inmediatez de Internet, la multimedialidad, la interactividad y otras dimensiones y recursos del lenguaje periodístico digital. En ese sentido ha sido un cambio bastante fuerte, tanto para los directivos, para los periodistas, como para el personal de apoyo.

«Creo que a la larga está demostrando también que es efectivo porque como profesionales crecemos en nuestras competencias, pero ya vemos que existe un público que consume ese tipo de mensaje y tecnología, que ese debe ser el futuro del periodismo.

«Y no debe ser solo un cambio de aprender a usar las tecnologías sino también del contenido, qué características debe tener, y es algo que estamos descubriendo en 26 teniendo en cuenta el contexto y la realidad cubana que es donde desarrollamos nuestro periodismo».

Que la gente lo sienta como suyo es sin dudas el principal deseo del colectivo de 26, ese que va más allá de los nombres que salen en cada texto, fotografía o infografía. Allí desde cada nivel de acción se vislumbra el deseo de reinventarse para ser siempre reflejo oportuno de su época y eficaz comunicador de la realidad tunera.

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