
«Es un asunto muy serio con respecto al daño que ciertas personas han sufrido. Hemos traído a algunas de ellas a casa», agregó sobre el tema.
La cancillería cubana ratificó el 9 de agosto pasado su compromiso de garantizar con rigor y seriedad la seguridad del cuerpo diplomático acreditado en la isla caribeña.
A través de un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación antillana explicó que el 17 de febrero pasado la embajada de Estados Unidos en La Habana y el Departamento de Estado le informaron sobre los mencionados incidentes.
«Cuba tomó con suma seriedad este asunto y actuó con celeridad y profesionalismo para el esclarecimiento de esta situación, iniciando una investigación exhaustiva, prioritaria y urgente por indicación del más alto nivel del gobierno cubano», aseguró el documento.
Las autoridades de la isla crearon un comité interinstitucional de expertos para el análisis de los hechos; ampliaron y reforzaron las medidas de protección y seguridad a la sede, su personal y las residencias diplomáticas.
Asimismo, se habilitaron nuevos canales de comunicación directa entre la embajada y el Departamento de Seguridad Diplomática, puntualizó el texto.
El comunicado enfatizó categóricamente que la nación antillana jamás permitió, ni permitirá, que el territorio cubano sea utilizado para cualquier acción en contra de funcionarios diplomáticos acreditados ni sus familiares, sin excepción y reiteró la disposición a cooperar para lograr el esclarecimiento de esta situación.
Los dos países restablecieron oficialmente sus relaciones diplomáticas el 20 de julio de 2015, durante la administración de Barack Obama (2009-2017), y sus respectivas Secciones de Intereses se convirtieron desde entonces en embajadas.
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