Las Tunas.- La mano de Frank País García, el hijo bautista de Santiago de Cuba, está inscrita, como acero y asta, en el alzamiento del 30 de noviembre.
Y es que el día aquel en el que la ciudad héroe despertó a las siete de la mañana con el ruido de la metralla ardiendo en sus calles y Fidel Castro dijo, desde el yate Granma, que hubiese querido que le salieran alas, está enganchado en lo bravo de la Historia de Cuba.
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Tres hombres perdieron la vida en las calles: Tony Alomá, Pepito Tey y Otto Parellada; muchos otros despertaron y nunca más fueron los mismos después de aquella jornada que había sido preparada por Frank y Fidel con meticulosidad absoluta y que no puedo cumplir a cabalidad su objetivo por la mala fortuna del tiempo y los azares tercos de aquella travesía en el Yate más famoso de la Historia de Cuba: el Granma.
Ese día, por primera vez, se vistió el uniforme verde olivo del Ejército Rebelde y también fue la primera vez en la que los brazaletes del M-26-7 se mezclaron con la gente simple de la convulsa y delirante Santiago de Cuba.
Cuentan que las puertas de las casas se abrieron para socorrer a los heridos, sin importar credos y cobardías; dicen que las ventanas se abrían, primero con recelo y después hasta con ribetes de complicidad y orgullo mientras pasaban los carros gritando Viva Cuba Libre! y Abajo Batista!
Aseguran que en varios puntos de Cuba se hicieron acciones similares para apoyar igualmente el desembarco de los expedicionarios y que el Tirano no pudiese enviar refuerzos a Santiago; en Las Tunas y en Puerto Padre, también hubo lo suyo.
LO cierto es que, otra vez, es 30 de noviembre, el día del alzamiento de Santiago, la fecha que hay que recordar en la Historia de Cuba como preludio del 2 de diciembre de 1956, tiempo de semilla gestándose y una Cuba por venir.
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