El Centro de desarrollo de las Artes Visuales en la provincia de Las Tunas es una suerte de laboratorio para fortalecer al territorio como la plaza fuerte que es en las artes plásticas, y es de aplaudir la iniciativa de alrededor de nueve pintores y escultores que están empeñados en esta labor en aras del futuro.
Cuando en Las Tunas se malogró la Enseñanza Artística y desapareció la Academia profesional de las Artes Plásticas, a varios profesores los invadió la tristeza después de tantos años dedicados a esa noble labor, pero sobre todo porque se veía limitado el propio desarrollo de los estudiantes con talento para esa manifestación, y algunos no se dieron por vencidos y crearon el Centro de desarrollo de las Artes Visuales, como una vía de continuar desarrollando el conocimiento, no ya desde la academia propiamente dicha, sino a partir de los talleres, que tan vital resultan.
Nombres como los de Nóver Olano, al frente de la institución, Pedro Escobar y Liusan Cabrera, dejan sus sueños y aspiraciones en el centro, aunque no escapan a las limitaciones que les imponen las miradas cortas de quienes no se dan cuenta de la importancia de la institución.
Después de un año de labor, los artistas aspiran a crear un centro de documentación sobre las artes visuales para todo el que necesite información y desplegar una labor encaminada al desarrollo del turismo del arte, pero ni siquiera cuentan con una máquina computadora y por muchas gestiones que han hecho para que les faciliten algunos de los recursos de la antigua Academia de Artes Plásticas, todo ha sido en vano.
Para ser fuerte culturalmente hay que invertir en las instituciones y apoyar las nobles ideas de los artistas. Para que Las Tunas siga siendo la capital de la escultura cubana y una plaza importante en las artes plásticas, hay que trazar prioridades ante aquellas ideas que pueden dar fruto, y en el caso del Centro de desarrollo de las artes visuales en el poco tiempo que lleva de trabajo ha demostrado su importancia, pero casi invisible para directivos de cultura.
La Academia de Artes Plásticas se perdió en Las Tunas por muchas causas, y no solo por la reorganización que se hizo en el país, por lo que sería muy triste que ahora tampoco tenga apoyo el Centro de desarrollo de las Artes Visuales, que prácticamente camina por el empuje de los que allí laboran.
Ya el centro es una realidad. Ahora corresponde darle todas las condiciones necesarias para que se fortalezca y se desarrolle, Y eso no pueden lograrlo los artistas que no cuentan con recursos; deben lograrlo los directivos de Cultura por el propio bien de la institución que conducen.
Y eso no puede ser para cuatro o cinco años.

Miguel Díaz Nápoles
Periodista, fotorreportero, realizador de cine, radio y vídeo, profesor universitario. Master en Ciencias de la Comunicación, Universidad de La Habana. Vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en Las Tunas. Conferencista sobre temas de Comunicación, Periodismo e Internet. Premio Nacional de Periodismo hipermedia 26 de Julio en 2006 y 2007. Ha sido galardonado en varias ocasiones con el Premio Provincial de Periodismo Ubiquel Arévalo Morales y en otros certámenes del sector. Fue reportero del diario 26. Durante el 2001 le dio cobertura informativa a la labor de los médicos cubanos en Ghana, en el África Subsahariana y sobre sus experiencias escribió el libro Hacia el reino del silencio, publicado en 2008 por la Editorial Pablo de la Torriente Brau, de la Unión de Periodistas de Cuba. En 2000 creó Tiempo21, edición digital de los Servicios Informativos de Radio Victoria. Productor del largometraje Los Cuervos y el cortometraje Homoerectus, de producciones Acoytes-Uneac, Las Tunas. Durante 2016 y 2017 se desempeñó como editor de contenido de la Dirección General de Multimedia en Español, y de las Mesas de Redacción y Asignaciones del canal multiestatal TeleSur, en su sede central de Caracas, Venezuela.