En cierta ocasión un importante investigador de la obra guevariana, Froilán González, me confesó ”Nunca pensó el Guerrillero que sería una figura Latinoamericana por su propio espíritu que aún inspira”, y hoy retomo sus palabras que renacen en cada escuela, en cada niño tras pronunciar la frase ¡Pioneros por el Comunismo, Seres como el Che!
A 86 años de su natalicio, Ernesto Che Guevara aparece para ser el protagonista en los matutinos y las clases especiales que antecedieron una jornada de homenaje a quien en su adolescencia sintiera inclinación no solo por la medicina sino también por el periodismo.
Su madurez intelectual y revolucionaria sobresale durante su estancia en las montañas de la Sierra Maestra y el Escambray, y en su labor directiva al frente del antiguo Ministerio de Industrias, en el que se caracterizó por su dimensión comunicativa y que corroboraba la fe en todo el proceso liberador de la ya gestada Revolución cubana.
El Che que conocemos mediante los libros y sus discursos estuvo siempre apegado a una de sus ideas, acuñada en una de sus frases escrita para la historia ”la verdad es como un dedo en un guante”.
En Cuba y el mundo su legado revive en el afán de entregar verdades e historias de Latinoamérica, esa, que recorrió en una motobicicleta, y que lo hicieron ser un propio cronista de sus vivencias por Chile, Perú, Colombia, Venezuela y todo el norte de Argentina en una cómplice aventura continental.
Ese hombre ávido de deseos, exploración y confrontación práctica, que le permite crecer en el conocimiento a partir del esfuerzo personal caló en el corazón del pueblo no solo por su obra revolucionaria sino por sus virtudes, amante de la solidaridad, la honestidad y por sobre todo la modestia.
Hoy existe una tradición sobre esta máxima figura latinoamericana desde efigies, afiches y souvenirs, hasta complejos monumentales elevados en piedras, que lo hacen gran ídolo no solo en Cuba sino también en naciones como Bolivia donde han convertido a La Higuera en San Ernesto de La Higuera.
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